Ya hemos hablado anteriormente sobre la infidelidad online, en donde la rápida explosión en el uso de smartphones y redes sociales haya en hecho en principio que ser infiel sea más fácil que nunca. Quizás esta hiperconexión pueda llevar también a mayor hipervigilancia, pero sea como sea la infidelidad se sigue manteniendo como causa principal de motivo de separación o divorcio. Y personalmente como terapeuta, creo que es una de las demandas más complicadas en el trabajo con parejas, siendo además que no pueda decir que generalizado pero sí bastante usual. Las estadísticas hablan de una rango de prevalencia que va desde un 20 al 45% e incluso del 40 al 60%. Pero en esta horquilla se encuentra el problema fundamental en el estudio y tratamiento de la infidelidad, el poco consenso conceptual que presenta. Porque aunque se intenten hacer acuerdos metodológicos sobre qué es o no es infidelidad todavía no es algo que se haya conseguido. 

Más de Uno León con Javier Chamorro y David Cueto (24 enero 2024). Audio cortesía de Jorge Martínez.

Variables que influyen

La variabilidad individual, las diferencias culturales, la edad, tipo de educación recibida, todas estas variables hacen que la amplitud definitoria de la infidelidad sea casi imposible de acotar. Como todo constructo psicológico, es algo intangible, una idea abstracta, y llegar a acuerdos de lo que es o no es no es fácil. Máxime si como hemos comentado ahora se pueden mandar fotos eróticas de manera instantánea a espaldas de nuestra pareja. ¿Eso está en el mismo rango que besarse con esa persona? ¿Darse las buenas noches también lo es? 

Subtipos de infidelidad

Sí que considero que hay una buena tipificación sobre los subtipos de infidelidad existentes. Difieren algo según los autores, pero básicamente se podrían listar en:

  • Sentirse con el derecho a hacerlo.
  • Autoconcepto sexual.
  • Adicción al sexo.
  • Venganza.
  • Buscar romper la pareja.
  • Crisis existenciales.

Estas características puede fusionarse, desmenuzarse, cumplirse varias a la veces o no ser ninguna de ellas en su totalidad. En lo que hay consenso es que cualquier tipo de conducta interpretada como infidelidad genera fuertes reacciones emocionales, que van desde la ira, depresión, ansiedad o incluso pensamientos de suicidio. Es una tema que tortura a la humanidad desde sus albores, ya que como hemos visto en diversos artículos estamos cableados para buscar apego y relaciones emocionales estrechas con otros individuos de nuestro entorno, y probablemente las relaciones románticas (con las familiares) sean las más intensas de todas. Mucho hay escrito sobre la fuerte construcción cultural que existe en este tipo de vínculos, y por supuesto que el enfoque que se da a la infidelidad depende en gran medida de ello. Por ejemplo, es fácil de constatar como culturalmente ha solido haber mucha mayor tolerancia hacia la masculinidad masculina que la femenina. Aquí se pueden esgrimir argumentos en principio evolutivos como la mayor carga calórica de la mujer a la hora de cuidar la prole o la diferencia entre la cantidad del óvulos y de espermatozoides, pero tampoco se puede negar que hay una buena dosis de misoginia en esos argumentos.

Estrategias para superar la infidelidad

Sabiendo como he dicho la volatilidad metodológica, sí que parece haber evidencia científica suficiente para afirmar que en una pareja se recupere la confianza una vez que ocurre la infidelidad tiene que estar basado en un trabajo con dos pivotes: el perdón y el crecimiento post-traumático. Con el perdón, se especifican incluso tres fases con las que puede trabajar para que este sea sincero. La primera tener estrategias para lidiar con el impacto de la noticia, seguidamente buscar un significado o un nuevo sentido en la relación y por último el recuperarse y mirar hacia adelante. Esta subdivisión nos puede ayudar a generar técnicas específicas para cada momento, en el sentido que ya la manera de dar la noticia, buscar lo motivos o cómo evitar que años después aparezcan molestas rumiaciones sobre el hecho se suele abordar de diferente manera. Considero necesario aclarar que el ser perdonados no puede ser exigido ni obligado, es un proceso muy íntimo y personal que no puede ser implantado. Por mucho que se suplique, la otra persona tiene todo el derecho del mundo a no querer pasar página y romper la relación. Si se opta por empezar el proceso de perdonar, este tampoco suele ser inmediato ni fácil, con vaivenes y subidas bajadas emocionales, arrepentimientos o sensaciones ambivalentes. No se recomienda tampoco que la persona que tenga que perdonar utilice esta circunstancia como moneda de cambio o chantaje, ya que ya esa actitud no sería muy mirar hacia adelante que digamos.

El otro pilar con el que las parejas pueden trabajar sería el denominado crecimiento post-traumático. Este concepto está bien asentado en el trabajo de personas que han sufrido accidentes graves o pérdidas de personas importantes en su vida, trasladándose dichos conceptos al fuerte dolor emocional e incluso el proceso de duelo que suele vivir una persona que se siente profundamente traicionada por una infidelidad. La idea principal de este concepto sería que acontecimientos tan graves pueden servir como palanca de apoyo para un replanteamiento de la relación y de las expectativas vitales de cada uno. Digamos que las circunstancias difíciles que suelen rodear una infidelidad suelen ser un golpe de realidad (muchas veces no solamente en la propia relación de pareja) que hace que de alguna manera sea imposible seguir autoengañándose, con lo que si se quiere lidiar con la realidad se tienen que llevar a cabo estrategias efectivas para ello, no pura ilusión o humo. Está estudiado también, como ocurre con eventos traumáticos al uso, que el procesamiento cognitivo adecuado de la infidelidad es el factor mediador principal entre el perdón y el crecimiento post-traumático. Esto iría por lo que acabo de mencionar: el autoengaño o los errores cognitivos son una característica intrínsecamente humana y mecanismos de defensa automáticos, pero tiene que haber cierto grado de conexión con la realidad si no se quiere acabar cruzando la línea de la enfermedad mental.

Otras formas para mantener la relación

En otros estudios, también se listaron los factores para trabajar que más se asocian al poder seguir juntos y reconstruir la relación.

  • Motivación.
  • Mostrar compasión y perdón.
  • Construir un sentido o un por qué.
  • Apoyo mutuo.

Creo que esta subdivisión también ayuda a generar unos pasos sucesivos que suelen ayudar a las parejas a darles una base de trabajo tangible y por pasos sucesivos, con pautas específicas para cada una. El ir acordando estrategias e ir sintiendo que se van superando etapas suele producir un sentimiento de unión y transcendencia en la pareja, pudiendo reconstruirse la confianza perdida por la infidelidad. Por último, en esta búsqueda de la reconciliación activa, otras pautas o entrenamientos que se recomiendan en manuales o artículos científicos serían:

  • Trabajo en el perdón (con las tres fases mencionadas anteriormente).
  • Acudir a un experto si se considera oportuno.
  • Manejar los recuerdos.
  • Aprender vicariamente o a través de otras personas que hayan vivido experiencias similares.
  • Cambiar la dinámica de la pareja.

Y como cada pareja es un mundo, habría que hacer un autoanálisis sincero antes de embarcarse en el proceso de cambio de la pareja, de ahí que la ayuda del experto en ocasiones sea recomendable si nos sentidos demasiado abrumados.

Bibliografía

  • Abrahamson, I., Hussain, R., Khan, A., & Schofield, M. J. (2012). What helps couples rebuild their relationship after infidelity?. Journal of Family Issues, 33(11), 1494-1519.
  • Heintzelman, A., Murdock, N. L., Krycak, R. C., & Seay, L. (2014). Recovery from infidelity: Differentiation of self, trauma, forgiveness, and posttraumatic growth among couples in continuing relationships. Couple and Family Psychology: Research and Practice, 3(1), 13.