Aunque lo más recomendable es la presencia voluntaria de ambos miembros de la pareja, en ocasiones, cuando acude un solo miembro de la misma, también se puede ayudar dado que “la conducta de la otra persona también depende de lo que yo mismo haga”.
Es habitual durante la terapia apoyarnos en escenas de películas o videos educativos para que se observen maneras de interacción eficaces e ineficaces, se sepan diferenciar y se intenten expresar los deseos de forma asertiva. El apoyo de escenas de películas, hace más fácil la asimilación de los conocimientos en los procesos de interacción, comunicación, respeto mutuo y conductas sexuales. Distrae la atención sobre los actores de las películas y ayuda a comprender mejor, por distanciamiento emocional, variables que sería complejo de observar en uno mismo o en el otro cuando existe una alta carga emocional.
Se pueden aprender por este medio la escucha activa, los estilos comunicacionales (hacer halagos, quejas, negarse o aceptar la negativa, mensajes yo, hacer una petición), tomar decisiones y llegar a acuerdos, auto y heterocontrol de conductas agresivas, refutación de ideaciones cognitivas que interfieren en la relación. Igualmente, es muy útil en la terapia sexual ya que permite analizar la respuesta sexual en otras parejas, visionar estrategias para la mejora de las disfunciones sexuales y enseñar técnicas psicológicas aplicadas a este tipo de problemas.