En este año 2020 la Navidad es atípica y ciertamente frustrante. Nos generará un gran cúmulo de frustraciones por no poder celebrarla de la manera que deseamos, pero, ¿qué son las frustraciones?
La vida es injusta. Hay personas que hacen bien las cosas, se cuidan, comen bien, toman decisiones razonables y saludables y al final tienen graves problemas personales o enfermedades. Otras, en cambio, no se cuidan, comen de forma insana, abusan de drogas y no les ocurren cosas especialmente problemáticas ni tienen graves enfermedades. Es cierto que cuanto menos cuidados se tengan más fácil es padecer problemas pero esto no siempre es así. Las frustraciones surgen de la imposibilidad de satisfacer un deseo o una necesidad y las emociones de tristeza, enfado o miedo son las que vienen aparejadas.
Más de Uno León con Javier Chamorro y Miguel Ángel Cueto vía telemática (23 diciembre 2020). Audio cortesía de Jorge Martínez.
Las emociones
Las emociones nos sirven para adaptarnos al entorno de la mejor forma posible. Todas son adecuadas y nos ayudan a superar las diferentes frustraciones que tengamos. Algunas de estas emociones ahora, en Navidad, van a generarnos problemas al no poder disfrutar de ella de la manera que querríamos debido a las restricciones. Es ahí, en ese proceso de frustración, donde podemos trabajar para ajustar las expectativas a la realidad, rebatir los pensamientos negativos asociados a esta situación, aceptar nuestras emociones para conocernos mejor, hacer lo que deseamos para no estar siempre complaciendo a los demás… Sin olvidarnos de la tristeza que puede producir el pensar en las personas que faltan. Por otro lado, aceptar las recomendaciones sanitarias aunque no estemos muy de acuerdo con ellas.
También podemos mirar el lado positivo: ya no tenemos que negociar con la pareja dónde toca pasar la Navidad, no tenemos que aguantar a familiares que no nos caen bien, podemos aprovechar con los más cercanos para tener una mayor intimidad…
Estrategias que podemos utilizar
Muchas personas van a encontrar difícil poder tener reencuentros con las personas que quieren o se encontrarán con situaciones económicas y personales complicadas. Si todo va mal, no pasa nada por sentirse mal, aprovechemos a hablar de nuestras emociones, de lo que nos produce esta situación con amigos y familiares: «físicamente lejos, pero emocionalmente cerca». También sería interesante encontrar actividades que nos puedan absorber intelectualmente, que nos cansen y quiten esa especie de lento pasar del tiempo que tanta ansiedad y tristeza genera: escribir, tocar un instrumento, aprender una habilidad, hacer deporte, etc. Un «poquito» de tristeza nos suele hacer más creativos, así que podemos utilizar la melancolía a nuestro favor.
Para disfrutar, a pesar de todo, de esta época navideña
Aceptar lo que no podemos cambiar no sería una mala estrategia. No ver esta época y la pandemia como un lastre y disfrutar del momento. Sería, igualmente interesante, revisar los objetivos personales haciéndolos más realistas y razonables, buscar nuevos objetivos para el nuevo año y comunicarnos más y mejor con las personas que queremos y nos quieren.
Lógicamente, en función de la edad la experiencia personal es diferente. La ilusión de la espera de los Reyes Magos que tienen los niños no es comparable a la que pueda tener una persona mayor desencantada. No obstante, siempre es bueno no perder la ilusión.