La infidelidad online crea una dimensión nueva y añade una cantidad de situaciones que pensamos que solamente tenderán a generar más malestar en las personas. Como se dice en la corriente del existencialismo, la posibilidad genera angustia, y pocas abren más abanicos de posibilidades que Internet. Además, también parece que tendemos a aceptar comportamientos online de los que no se aceptarían offline (en el tema de insultos o el acoso por ejemplo), con lo que incluso puede llegar a haber dos definiciones totalmente diferentes, habiendo visto curiosos fenómenos disociativos en consulta de personas que te transmiten algo como «si es virtual, no cuenta».

Más de Uno León con Javier Chamorro y Miguel Ángel Cueto (5 abril 2023). Audio cortesía de Jorge Martínez.

Características de la infidelidad online 

Algunos autores dan características concretas a la infidelidad en general, que serían:

  • Lo repentina que suele ser la exposición del descubrimiento, siendo muchas veces traumático para quien lo descubre. 
  • Lo invasivo que se percibe, en el sentido de que la infidelidad se produce en el mismo espacio de convivencia considerado inviolable o sagrado para muchísimas personas. 
  • La posible permanencia de la infidelidad, ya que las pruebas de esta pueden quedar permanente registradas en la red. 
  • El carácter adictivo y anónimo de Internet. 

Infidelidad sexual o virtual

En los estudios sobre el tema, los participantes presentan dificultades para identificar qué comportamientos eran una infidelidad sexual o virtual. La comunicación online parece que también habría roto la clara división que había antes entre espacio público y espacio privado (como también parece pasar con el teletrabajo). Eso sí, lo que se vio en la mayoría de investigación clínica es que la mayoría de las personas, a pesar de la diferencia de comportamiento dentro o fuera de internet, sí igualaban los engaños en términos de traición tanto en redes sociales (hablar constantemente con otra persona sin el conocimiento de la pareja o hacer cibersexo) con la infidelidad sexual «clásica». Es decir, tampoco tendría que haber un comportamiento físico para que se considere infidelidad. Y evidentemente, las personas en una relación con alto nivel de compromiso se sentían más dolidas que aquellas que no. 

También resaltar la idea de que el grueso de lo publicado en este tema está hecho generalmente con muestras en estudiantes universitarios (situación que se da con demasiada asiduidad en el campo de las ciencias sociales), con lo que algunos resultados obtenidos podrían no ser generalizables a todas las capas de la población. Aún así, también se ha visto que en ese rango de edad también se suelen tener más situaciones de este tipo al existir la intuitiva correlación entre tiempo gastado con el móvil y posibilidad de aventuras románticas (la grandísima mayoría de las personas afirman que el uso del Internet facilita la infidelidad), con lo que tampoco es algo escandaloso centrar la investigación en ese grupo de población. 

Enviar fotos de desnudos

En esto sí que parece haber cierto consenso, ya que lo que se ha visto es que enviar desnudos es percibido como una infidelidad extrema. ¿Y por qué las personas se envían imágenes de desnudos? Es evidente que el deseo sexual es un motivo claro, pero curiosamente, la investigación muestra que las personas que hacen sexting están motivadas, primariamente, por el deseo de tener relaciones sexuales con la otra persona. También se encuentra entre los motivos la búsqueda de validación sobre la autoimagen, sobre todo en poblaciones homosexuales y adolescentes, en el sentido de que existiría una presión o estigma social añadido que podrían llevar a un uso compulsivo del sexting. 

Este uso quizás más patológico del sexting (en el sentido de dificultades de poder frenar esa conducta cuando se quiera) está relacionado con un apego relacional ansioso, con una búsqueda constante de conexión reforzante con el otro para evitar sentimientos de soledad. Además, también se vio una correlación de alta prevalencia de sexting en el tipo evitativo en el sentido de que permite una conexión social menos agobiante para este tipo de perfiles (distancia física, selección cuidadosa del material a enviar). 

Sexting y ciberesexo entre parejas

A nivel de satisfacción global, se ha visto que la mayoría de los participantes de estudios sobre sexting y cibersexo mostró experiencias positivas en cuanto a su participación en dichas actividades. Las personas solían expresar adjetivos como «excitados» o «animados» cuando enviaban o recibían un mensaje de este tipo, con la importancia añadida de la reciprocidad, ya que encontraban comunicarse con su pareja sexual de esta manera como algo estimulante. Eso sí, como «pero», sí que se expresaba en casi todos los entrevistados miedo e inseguridad por si esos mensajes se filtraran o llegaran a terceros sin el consentimiento propio. Y como cualquier otro comportamiento sexual, para ser disfrutado tiene que hacerse con consentimiento, sin ningún tipo de coacción o amenaza. 

Recibir desnudos sin consentimiento

Existe un fenómeno especialmente desagradable y que es sufrido principalmente por mujeres, que sería recibir imágenes sexuales sin su consentimiento (algo que se podría considerar acoso sexual sin ninguna duda). ¿Y por qué hacen eso sobre todo hombres? Existe cierto consenso en identificar esta conducta como algo patológico. Se han visto correlaciones entre la frecuencia de esta conducta y lo que se denominaría la «tríada de personalidad oscura», que se referiría a los factores de personalidad de sociopatía, maquiavelismo y narcisismo; pero en general, en el mundo de la investigación se tendería a ver más estas conductas como parte de estrategias de ligue agresivas unido a conductas misóginas, más que un rasgo específico de personalidad en sí. 

Bibliografía

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  • Marcotte, A. S., Gesselman, A. N., Fisher, H. E., & Garcia, J. R. (2021). Women’s and men’s reactions to receiving unsolicited genital images from men. The Journal of Sex Research, 58(4), 512-521. 
  • Vossler, A., & Moller, N. P. (2020). Internet affairs: Partners’ perceptions and experiences of internet infidelity. Journal of sex & marital therapy, 46(1), 67-77.