“Valorar las conductas sexuales en la pareja suele ser un buen termómetro para medir la relación”

Definimos a la relación de pareja como una interacción, voluntariamente aceptada, entre dos personas, generalmente de distinto sexo, para establecer vínculos afectivos, de intimidad, pasión y de compromiso mediante una convivencia en común (Sternberg, 1986). La mayoría de las personas deseamos convivir en pareja y que esta funcione bien pero, ¿qué hacen las parejas para que funcione bien la relación?

Se respetan

En todas las parejas hay divergencias y formas diferentes de hacer las cosas y, aunque haya diferencias irresolubles, no tenemos por qué dejar de respetar al otro. Aceptarle, sería una buena máxima que haría que, cuando las diferencias vieran la luz, no se abriera la caja de Pandora.

Las parejas que se respetan todos los días, que se afanan por entender que el otro es digno de aprecio y de honra, que se esmeran en no descuidar sus modales y sus conductas, suelen conseguir una mejor convivencia, un mayor placer en sus relaciones y una mayor felicidad en sus vidas.

Se muestran conductas afectuosas

Las parejas satisfechas suelen generar conductas afectuosas hacia el otro compartiendo pequeños detalles cotidianos. Se comentan cómo les ha ido durante el día, cuidan al otro cuando está enfermo, le consuelan cuando algo le atormenta, se escuchan cuando el otro les recrimina sabiendo que lo hace para mejorar la relación y no para ofenderle…

De hecho, valorar las conductas sexuales de la pareja suele ser un buen termómetro para medir la relación.

Se piden perdón

Cuando nos equivocamos conviene pedir perdón con el fin de romper la incomodidad de la otra persona. Aunque ninguno tenga la responsabilidad del conflicto sería razonable y práctico para la relación, romper el hielo del enfado o silencio mutuo. El éxito o el fracaso en este empeño es uno de los factores que indican el nivel de la relación.

Expresan sus quejas hacia conductas

Cuando algún comportamiento del otro miembro de la pareja les molesta suelen decirlo de forma directa, no criticando a la persona sino a la conducta y evitando conductas agresivas. Mantener un diálogo educado, sin faltar al respeto al otro, facilita la convivencia y disminuye los rencores que se puedan crear en un futuro.

Se sienten bien uno al lado del otro

Las parejas que funcionan bien se basan en una profunda amistad. Conocen sus gustos, su forma de ser, los deseos y los problemas del otro. Se respetan y expresan su amor de forma cotidiana y sencilla. Esta amistad preserva el sentimiento positivo del otro y hace ver la relación de forma optimista y positiva. A pesar de los posibles desajustes, se tiende al equilibrio.

Suelen tener buenos recuerdos en común

En las parejas satisfechas de su relación es más frecuente que ambos miren al pasado con afecto. Tienden a recordar más los aspectos positivos que los negativos. Valoran los esfuerzos para superar los malos momentos, el apoyo que se dieron, las anécdotas divertidas en las relaciones con el otro…

Aceptan la influencia del otro miembro de la pareja

Culturalmente, está bien visto que la mujer acepte la influencia del hombre y no solía ser bien visto el proceso contrario. Sin embargo, parece ser que los hombres que compaginan mejor su profesión con su familia, suelen tener mayor índice de bienestar personal. Aquellos que suelen aceptar de mejor grado la influencia de la mujer, tienden a ser mejores padres, conocen mejor a sus hijos y sus problemas. No suelen tener miedo a las emociones evitando las conductas de huida o evitación y aprenden mejor a respetar los sentimientos ajenos y los suyos propios. Les resulta, por tanto, más fácil trabajar con eficacia, dejarse influir por los comentarios de su pareja y compartir el poder y el control con ella. Esta visión es relativamente nueva y una de las bases de los grandes cambios sociales acontecidos durante estas últimas décadas.

Publicado en (provisionalmente deshabilitado): ileon.com (6 marzo 2015)