Solamente hay que echar un vistazo a cualquier red social para ver que la comparación con otros humanos es una constante, ya sea por el aspecto físico, el dinero que se gana, posesiones materiales, etc. En esta comparación estaría la base de nuestra supervivencia por así decirlo, ya que como se puede observar especialmente en la adolescencia, damos mucha importancia a la jerarquía y a las señales que se asocian con ella. Y con esta comparación, viene evidentemente el rencor o el resentimiento por percibir el no tener lo mismo que los demás, con una tendencia clara a sentirnos afrentados personalmente por ello. En eso se basa el resentimiento, esa sensación de malestar por estar siendo privados de algo o alguien, teniendo yo creo la característica extra de que de alguna manera tenemos que tragarnos nuestro enfado. Básicamente, la segunda característica clave del resentimiento sería la represión de nuestros impulsos más atávicos. No se contempla socialmente en la grandísima mayoría de contextos el pegar a alguien porque ha sacado más nota o ha conseguido ese proyecto que tanto anhelamos.

Más de Uno León con Javier Chamorro y David Cueto (17 abril 2024). Audio cortesía de Jorge Martínez.

El concepto

El concepto de resentimiento apareció bien establecido en filosofía de la mano principalmente de los filósofos alemanes Friedich Nietzsche y de Max Scheler a finales del siglo XIX y principios del siglo XX. El primero culpaba al cristianismo y a su mentalidad egalitaria (“todos somos iguales ante Dios”) y el segundo tiraba hacia la moral pequeño burguesa (“no soy un siervo o lacayo pero no me dejan aspirar a estar en la cúpside de la pirámide social, como nobles o aristrócatas”). Estos pensamientos dan para libros y libros de reflexiones, pero básicamente la idea filosófica iría enfocada hacia la reacción de cuando nos cercenan nuestras aspiraciones sociales, tanto individuos como de masa. Y esas pulsiones no satisfechas saldrían por derroteros oscuros, asentados especialmente en las ganas de venganza de un mundo que consideramos injusto. Los progromos contra grupos sociales considerados como chivos expiatorios de todos los problemas (como con los judíos) son una clara representación de esto.

Aspectos desde la psicología

Sabiendo que la idea de que de la idea resentimiento filosófica hay a mi manera de ver suficientemente escrito por grandes figuras, quisiera centrarme en los aspectos filosóficos de este concepto. Decir que la literatura científica no es demasiado amplia basando la investigación en este concepto, ya que quizás sea un sentimiento difícil de medir o tipificar según qué circunstancias. 

Curiosamente, un campo en donde este concepto ha sido estudiado ha sido en el tener hijos, situación que socialmente está aceptado como algo maravilloso que siempre cambia la vida para bien. Pues bien, ya sea desde la infradiagnosticada depresión post-parto o con problemas de conducta cuando los hijos son mayores (déficits de atención, actitudes desafiantes), muchos madres y padres refieren sentimientos de rencor hacia unos retoños a los que sociedad indica que hay que adorar incondicionalmente, y que no hacerlo supone un fallo grave del individuo. 

En la mencionada depresión post-parto pudiera haber cierto argumento evolutivo de que en general durante toda la historia la mortalidad infantil ha sido muy elevada, con lo que el no apegarse demasiado mucho al bebé pudiera ser una conducta adaptativa ya que las probabilidades de que muriera no eran pocas, con lo que el sufrimiento posterior quedaría amortiguado. 

En cuanto a la sensación de frustración y rencor de padres superados por la conducta de sus hijos, se podría argüir que la familia nuclear (solo padres e hijos) en las que se basa la sociedad occidental actual también sería una anomalía histórica, ya que lo que ha tendido a ser más común es la familia extensa o en forma de clan, en donde tíos, abuelos, primos, primos segundos etc. tendrían mucha mayor relevancia que hoy en día en el cuidado y educación de niñas y niños.

Recursos  humanos

Otro área donde se ha estudiado sería en la psicología de las organizaciones o de recursos humanos. Existe un estudio por ejemplo que afirma que las técnicas de empoderamiento de empleados por parte de la dirección (“todos somos iguales en esta empresa, todos formamos parte del mismo barco”) pueden generar fuertes sentimientos de frustración y resentimiento por parte de los trabajadores. Porque claro, se pide un esfuerzo y un “rememos todos a una” con una diferencia entre sueldos de directivos y empleados de más del 100 o 200% en muchas ocasiones. Evidentemente, implicar (y cuidar) a los trabajadores es una estrategia recomendable para cualquier empresario, pero lo que este estudio comenta es que es una política que hay que aplicar y explicada con cuidado, ya que para un trabajador quemado o estresado cualquier atisbo de que se va a delegar aún más trabajo puede ser visto con especial suspicacia. De ahí que haya que prestar especial atención como se implementa todo esto, teniendo para mí mucha importancia lo comentado al principio de la jerarquía: alguien que no está en posición o tiene el poder de elegir resentirá cualquier camuflaje de esa situación para que tome una responsabilidad que ni por puesto ni sueldo le corresponde.

El resentimiento en política

Saliendo de la psicología pero quedándonos en el campo de las ciencias sociales, también se ha estudiado el resentimiento para evaluar corrientes políticas e ideológicas. Está estudiado que el resentimiento es un fuerte sentimiento en el populismo reaccionario tan de moda hoy en día, basado ideas etnonacionalistas e irredentistas del tipo “ese territorio nos pertenece por legítimo derecho” o “estamos siendo invadidos por una raza ajena a nuestra cultura y valores”. El sentimiento de pertenencia y la suspicacia a grupos ajenos es también inherente a nuestra especie, pero el problema principal que veo en este tipo de ideologías es que agitan un avispero de pulsiones que pueden ser extremadamente difíciles de gestionar. Y en la historia hay miles de ejemplos de ello, porque el resentimiento reaccionario político no deja de estar basado en contructos realmente manipulables. 

¿Qué es una nación por ejemplo? En el sentido que se suele decir que una lengua es un dialecto con ejército, solamente hace unos pocos siglos las personas se sentirían perplejas al escuchar algo como “moriré por mi bandera”, cuando lo más común sería “sirvo a mi rey o reina”, “doy la vida por mi dios”. El sentimiento de pertenencia es altamente manipulable, y hay que ser cuidadosos en la manera que se sacan esas emociones tan profundas. En terapia existe un mantra que dice algo como “no abras una puerta que luego no sepas cerrar”. Pues es básicamente lo que creo que ocurre con políticos que agitan políticas identitarias para conseguir votos, que no saben realmente las consecuencias de lo que están haciendo. Con dos guerras mundiales yo creo que es suficiente.

Las bondades

Por último, decir que ese sentimiento de resentimiento ante lo que no tenemos no tiene que ir siempre hacia lo malo. Podemos canalizar esa rabia y espolearnos en estrategias constructivas que nos ayuden a ser productivos, no destructivos. Que nos rechacen en un trabajo puede servir para cambiar o mejorar métodos de productividad o que una persona que queremos se aleje puede servir como ejercicio de introspección para qué analicemos qué cosas de nuestro Yo podemos mejorar. Lo mismo yendo hacia cambios sociales, los sentimientos de pérdida o de desarraigo de un grupo de personas se pueden encauzar para producir mejoras tangibles en derechos laborales, vivienda, servicios públicos, etc. La rabia o la frustración se puede trasladar a mejoras personales, pero claro, realizar eso es un ejercicio más difícil que destruir por destruir.

Bibliografía

  • Meltzer, B. N., & Musolf, G. R. (2002). Resentment and ressentiment. Sociological Inquiry, 72(2), 240-255.
  • Lee, A., Willis, S., & Tian, A. W. (2018). Empowering leadership: A meta‐analytic examination of incremental contribution, mediation, and moderation. Journal of organizational behavior, 39(3), 306-325.