Con el comienzo de un nuevo año solemos hacer balance del tiempo vivido. Reflexionamos sobre la familia, los amigos, la pareja, el trabajo… e intentamos hacer planes para el nuevo año llenos de buenas intenciones. Es algo así como “borrón y cuenta nueva”. Pero estos pensamientos pueden generar emociones contrapuestas en función de nuestras experiencias personales durante el año transcurrido. Según la revista Time, los propósitos de Año Nuevo que con más frecuencia incumplimos son los referidos a:

  • Salud: perder peso, comer sano y mantenernos en buena forma física y dejar algún hábito tóxico (fumar, beber…).
  • Afecto: pasar más tiempo con la familia, unirse a algún voluntariado.
  • Ocio: Aprender algo nuevo, viajar y ver lugares nuevos.
  • Control: Saldar las deudas y ahorrar, estar menos sometidos a estrés.

Un estudio realizado hace años por el psicólogo Richard Wiseman concluye que sólo el 12% de las personas consiguen lo que se proponen. Otros estudios indican que sólo el 50% los mantiene por más de tres meses.

León en la Onda con Javier Chamorro y Miguel Ángel Cueto (8 enero 2014). Audio cortesía de Nacho Arias.

 Para cumplir esos buenos propósitos

Todos tenemos el deseo de querer controlar nuestra propia vida, tener una mejor imagen y que el estrés no nos afecte demasiado. Wiseman afirma que los hombres tienen más éxito cuando se unen a otros con un mismo objetivo (por ejemplo, hacer un deporte) o cuando se centran en la recompensa que supondrá su objetivo. Las mujeres lo tienen más fácil a la hora de alcanzar sus objetivos cuando hablan de ellos con amigas y familiares.

Pero, ¿es bueno ponerse retos para el nuevo año? Sabemos que genera conflictos dado que nuestro optimismo irreal nos lleva a proponernos, en muchos casos, metas imposibles. Si, por ejemplo, nos proponemos dejar de fumar o hacer más ejercicio, estaremos en constante lucha contra nuestra adicción o pereza. Así, la vida cotidiana se convierte en una rutina estresante al estar expuestos al fracaso. Lo deseable es ponerse objetivos y metas realistasPara conseguir esos buenos propósitos sería conveniente:

  • Intentar escribirlos y ponernos metas a corto, medio y largo plazo.
  • Ayudarse para llegar a los objetivos estableciendo una rutina diaria y teniendo apoyos. Por ejemplo: hacer ejercicio físico (carrera) 15´ dos días a la semana (horario preestablecido) con otra persona amiga durante un mes. Valorar qué, con quién, cuándo, cómo y dónde haríamos esa actividad).

Proponerse objetivos razonables

Podrían ser:

  • Buscar felicidad personal y familiar: sentirnos satisfechos en lo afectivo y emocional.
  • Cultivar la amistad y ver el lado bueno de la vida y de las personas.
  • Tener adicciones positivas: descansar lo suficiente, alimentación frugal y sana, hacer ejercicio para cuidar nuestro cuerpo.
  • Y, sobre todo, dados los tiempos de incertidumbre y crisis que vivimos: aceptar las frustraciones de la vida cotidiana.