Generalmente en Navidad se tiende a tener un estado de ánimo positivo salvo para aquellas personas que han tenido una pérdida. Suele ser una época de reencuentro con las personas que queremos. Son unas fiestas cargadas de afectividad en las que se desvía la atención de los problemas diarios a los amigos, a las cenas familiares y los más pequeños a esperar por los Reyes Magos.
Pero, aunque la mayoría queremos disfrutar de las reuniones familiares que se producen en estas fechas, siempre puede haber alguien o algo que ponga a prueba nuestro espíritu navideño. Las cenas familiares y los preparativos implican un cierto grado de ansiedad y los planes pueden no salir como habíamos previsto.
Más de Uno León con Javier Chamorro y Miguel Ángel Cueto (18 diciembre 2019). Audio cortesía de Jorge Martínez.
Los principales problemas en estas fechas suelen estar relacionados con la familia. Pueden aflorar conflictos familiares que están latentes durante el resto del año (envidias, celos, rivalidad, episodios desagradables del pasado…). Las comidas de compromiso, sobre todo aquellas que menos apetecen, también pueden suponer una fuente de tensiones. Parejas que no saben comunicarse ni llegar a acuerdos y tienen que pasar más tiempo juntos para preparar o tomar decisiones sobre eventos navideños. Sin olvidarnos de la tristeza que puede producir el pensar en las personas que faltan, o la soledad que se puede sentir a pesar de estar en compañía.
Para manejar todo ese posible estrés conviene ajustar las expectativas a la realidad, rebatir los pensamientos asociados a esta situación. Es bueno hacer un trabajo de preparación para intentar evitar conversaciones que sabemos que pueden acabar en conflicto, buscar apoyo hablando de la ansiedad que produce la situación con amigos y familiares y negociar con la pareja, si fuera el caso, dónde toca pasar las fiestas de Navidad.
Principales motivos de las personas que no disfrutan del espíritu navideño
Hay personas que, por diferentes motivos, detestan estas fechas. La comparación de momentos pasados (su niñez, la pérdida de seres queridos…). Ciertos errores cognitivos que generan una peor adaptación, como puede ser pensar que las cosas no deberían cambiar. No saber adaptarse al lógico devenir del paso del tiempo. La necesidad de ser querido por alguien a quien se aprecia… Otras personas pueden presentar un estado de enfado debido a la frustración personal que supone, al igual que en la tristeza, no poder tener lo que desean.
Para disfrutar de esta época navideña conviene cambiar nuestra visión y no verla como un lastre y aprendiendo a disfrutar del momento. Revisemos nuestros objetivos personales haciéndolos más realistas y razonables e intentemos comunicarnos más y mejor con las personas que queremos y nos quieren. Lógicamente, en función de la edad la experiencia personal es diferente. La ilusión de la espera de los Reyes Magos que tienen los niños no es comparable a la que pueda tener una persona mayor desencantada. No obstante, siempre es bueno ilusionarse.