El comienzo de un nuevo año es un buen momento para reflexionar sobre nuestro modo de vida, ser conscientes de que estamos vivos y de que nuestras vivencias son nuestras, únicas y especiales. Hacer balance de lo pasado para reencontrarse con uno mismo, de recapacitar sobre la familia, amigos, la pareja, trabajo… Si se han cumplido nuestras expectativas, nuestras ilusiones. También es un buen momento para ponerse objetivos y metas (a qué perder miedo, a quién amar, cómo, a qué nos vamos a dedicar, qué cosas no hemos hecho y nos gustaría realizar…). Puede generar emociones contrapuestas en función de nuestras experiencias personales durante el año transcurrido.

Aunque el paso del tiempo es una experiencia individual, subjetiva, muchas personas tenemos la sensación de que pasan los años demasiado rápido, sobre todo cuanta más edad tenemos, quizá por la acomodación y falta de novedades en nuestra vida. Este tipo de percepción que una persona tiene de sí misma, de su situación, produce cambios tremendos en su organismo. Por ello, para mantenerse con una edad biológica y psíquica más joven:

  • Mandar en sí mismo y en la propia vida y no permitir que nadie la malogre.
  • Alimentación frugal y sana, higiene personal, ejercicio físico, aire puro.
  • Saber que la juventud no es condición indispensable para ser feliz.
  • Adoptar actitudes optimistas.

Más de Uno León con Jorge Martínez (en la cabina de grabación) y Miguel Ángel Cueto (9 enero 2020). Cortesía de audio de Jorge Martínez.

La conveniencia de ponerse retos para el nuevo año

Ponernos retos puede generarnos conflictos dado que nuestro optimismo biológico irreal nos lleva a proponernos, en muchos casos, metas imposibles. Mejor ponerse objetivos y metas realistas para no estar en lucha constante contra la adicción, la pereza, la desidia, el miedo o la culpa: ir andando al trabajo, a la compra… dejar el coche más lejos del lugar donde tenemos que ir… son buenos ejemplos de ello. Conviene valorar previamente los pros y contras de cambiar o de mantenernos con el problema. El autocontrol es el principal rasgo que nos permite anticipar el futuro de una persona (Mischel, 2015).

Para intentar cumplir esos buenos propósitos: escribirlos y ponernos metas a corto, medio y largo plazo.Llegar a los objetivos mediante rutina diaria y con apoyos. Planificar qué quiero conseguir, con quién, cuándo, cómo y dónde. Evitar compararnos con otros por ser más felices.

La motivación es un músculo que se cansa conforme luchamos para conseguir algo. De hecho, consumimos mayor nivel de glucosa autocontrolándonos. Como objetivos deseables podrían ser el buscar la tranquilidad personal y familiar: sentirnos satisfechos en lo afectivo y en lo emocional, cultivar la amistad y ver el lado bueno de la vida y de las personas, tener o mantener adicciones positivas y, sobre todo, dados los tiempos de incertidumbre y crisis que vivimos, aceptar las frustraciones de la vida cotidiana.

Referencias:

  • Barlow, D.H. y otros. Protocolo unificado para el tratamiento transdiagnóstico de los trastornos emocionales.Madrid. Alianza editorial.
  • Mischel, W. (2014). The Marshmallow Test: Mastering Self-Control. New York. NY: Little, Brown and Company. (inglés).
  • Mischel, W. y Chamorro, J. (2015). El test de la golosina: cómo entender y manejar el autocontrol. Barcelona. Debate.