Hemos comentado en otra ocasión que para pedir perdón a la persona que hayamos ofendido primeramente hay que reconocer y responsabilizarse de la ofensa para así intentar reparar el daño. Es primordial empatizar, ponerse en el lugar de la persona ofendida, para comprender sus sentimientos y mostrar sincero arrepentimiento. Y hay ocasiones en las que es necesario aprender a perdonarse a uno mismo.

Perdonarse a uno mismo es la capacidad de absolvernos por nuestros errores y, si ya es difícil perdonar a otros, aún lo es más cuando tenemos que perdonarnos a nosotros mismos.

León en la Onda con Javier Chamorro y Miguel Ángel Cueto (10 octubre 2018). Audio cortesía de Jorge Martínez.

Y si…

Habitualmente, cuando nos sucede algo negativo nos preguntamos“y si en vez de haber hecho esto hubiera actuado de aquella otra manera…” lo que nos indica una condena por el daño u ofensa causados y nos genera un sentimiento de culpa que hace peligrar nuestra autoestima produciéndonos ansiedad y angustia que, a su vez, retroalimentan el sentimiento de culpa. No todas las personas poseen la misma capacidad para aprender a auto perdonarse, estando las dificultades para conseguirlo vinculadas con graves problemas como los intentos de suicidio, los abusos del alcohol, la muerte en accidente de alguien querido…

¿Por qué surge ese sentimiento de culpa?

Todas las personas nos sentimos culpables en alguna ocasión, y han sido las religiones las que han tenido una importancia primordial en este tema de la culpa. Concretamente el cristianismo, con el pecado original, introdujo la culpa en la cultura, siendo el arrepentimiento y la reparación los medios para sosegarla. Aceptar que no tenemos el control sobre lo que otras personas hagan, afrontar el futuro de forma positiva aprendiendo de los errores cometidos y siguiendo adelante, son pensamientos que nos ayudan a aprender a perdonarnos.

Se llega a perdonarse a uno mismo identificando por qué aparece ese sentimiento de culpa para darnos cuenta de si debemos perdonarnos a nosotros mismos o a otra persona; comprendiendo y aceptando que nadie es perfecto, todos cometemos errores; asumiendo que, cuando no depende de nosotros, las cosas suceden sin tenernos en cuenta y aceptándonos en lugar de criticarnos.