Podemos definir los complejos como problemas de autoconcepto con respecto a una característica personal concreta asociado a pensamientos rumiatorios (obsesivos), emociones alteradas que nos hacen sufrir y conductas evitativas o comprobatorias ante pequeños defectos personales, errores o situación desventajosa. No obedece a estímulos concretos. Es uno de los problemas que más sufrimos en la vida cotidiana, y de ellos depende el bienestar o el malestar de la vida personal.
Ya Jung lo definió como una asociación de sentimientos inconscientes adquiridos por experiencias vividas en la infancia y que influyen sobre la personalidad. En el lenguaje corriente hablamos de falta de autoestima.
Compararse es inevitable. Los complejos surgen con la idea negativa de uno mismo y la percepción de amenaza o alerta ante nuestra limitación; la idea de que el otro lo va a saber, va a adivinar lo que me preocupa y me va a juzgar por ello. Todo lo anterior conforma la base de los complejos más frecuentes: de inferioridad ó superioridad, de Peter Pan (no querer crecer), de Wendy (darse a los demás sin poner límites), de cenicienta (esperar que otra persona me resuelva mis problemas), físicos (fealdad/belleza, delgadez/gordura, talla…). Y actualmente, el de ser feliz a toda costa. Los adolescentes son los que tienen más riesgo de sufrirlos.
Más de Uno León con Javier Chamorro y Miguel Ángel Cueto (6 noviembre 2019). Audio cortesía de Jorge Martínez.
La actitud ante los complejos
Los complejos se convierten en un problema cuando les damos demasiada importancia y son esenciales para nuestra vida. Nos impiden ver nuestras fortalezas fijándonos sólo en las debilidades, pero lo que no funciona no es la limitación sino la actitud. Si se cambia de actitud desaparece el complejo.
No es muy difícil cambiar los hábitos, lo más difícil es tomar la decisión de acabar con ellos. La manera de pensar en nosotros mismos de forma negativa, del mundo peligroso y hostil y que siempre se nos está juzgando es inadecuado; lo importante no es saber si lo que piensas es real o no, lo irracional es darle vueltas. Para cambiar esa actitud dañina podemos aceptar el pensamiento rumiatorio, razonarlo las primeras veces y distraer la atención en lo que estemos haciendo cuando nos vuelva de nuevo.
Consejos para las personas que poseen algún tipo de complejo
Nuestros pensamientos forman la actitud que tenemos de nosotros mismos. Si son obsesivos de forma negativa la vida será triste. Si los razonamos podemos vivir con ello. Deshacernos del perfeccionismo, darnos cuenta que somos seres humanos. Aceptarnos como somos. Perdonarnos nuestros defectos y pensar que somos únicos. Focalizar la atención sobre nuestros talentos y fortalezas. Evitar compararnos: no querer ser la primera, la más guapa, delgada, lista… No pasa nada si soy el décimo, del montón… Reírnos de nosotros mismos y de nuestras deficiencias. Saber que dicha obsesión es irracional.No dejar nuestra propia infelicidad en los juicios ajenos. Vivir en el presente sin aferrarnos al pasado (miedo y culpa). El trabajo más importante en nuestra vida es ser nosotros mismos. Nadie espera que seamos algo más.
Referencias:
- Boliches, A. (2010). Peter Pan puede crecer: El viaje del hombre hacia su madurez. Barcelona. Grijalbo.
- Cueto, M.A. La búsqueda de la felicidad.
- Dowling, C. (2003). El complejo de Cenicienta: El miedo de las mujeres a la independencia. Barcelona. Debolsillo.
- Jung, C.G. (1944). Los complejos y el inconsciente. Madrid. Altaya.