Las emociones son reacciones habituales ante diversos estímulos del ambiente. Son necesarias en nuestra vida porque nos proporcionan información sobre nuestra situación y nos motivan para actuar de manera que estemos a salvo o a seguir adelante con nuestros objetivos. Aunque la persona con un trastorno emocional tiende a ver sus emociones de forma negativa y, por consecuencia, intenta evitarlas, es importante permitirnos sentir todo el rango de emociones, incluso las más desagradables, ya que todas tienen su función. Hay distintos tipos de emociones. Las más importantes son:

  • Alegría: nos ayuda a identificar qué valoramos en la vida y en qué nos gustaría invertir nuestro tiempo.
  • Tristeza: después de una pérdida o fracaso para detenernos y procesar lo ocurrido.
  • Enfado: indica nuestro límite ante una injusticia y nos motiva a hacer algo al respecto.
  • Miedo: alarma para mantenernos a salvo y evitar morir.
  • Ansiedad: alerta ante situaciones potencialmente peligrosas que pudieran ocurrir.
  • Culpa: respuesta cuando vamos en contra de las expectativas sociales. Mantener relaciones con la disculpa.
  • Vergüenza: fallamos en conseguir un objetivo personal y nos empequeñecemos. Acude para esforzarnos más.

Más de Uno León con Javier Chamorro y Miguel Ángel Cueto (11 septiembre 2019). Audio cortesía de Jorge Martínez.

Los problemas emocionales

Los problemas emocionales se producen cuando la forma en que una persona responde a una emoción intensa (ansiedad, miedo, tristeza, rabia, culpa…) interfiere en vivir la vida que desea. Estos problemas son habituales y presentan diversas características comunes para diferentes problemas psicológicos. Éstas pueden ser:

  • Emociones intensas y frecuentes no deseadas: en ocasiones interfieren en la vida de la persona. Lo importante es cómo se responde a ellas.
  • Reacciones negativas a las emociones. Cuando, por ejemplo, nos decimos: “soy débil por sentirme así”, “todo el mundo me juzga por lo que siento…
  • Evitación de las emociones: aunque en un principio nos hace sentir mejor, a largo plazo no funciona ya que las emociones pasan a ser más frecuentes e intensas.

Como nuestro modo de pensar influye en nuestra manera de sentir y de actuar, el objetivo para que no se produzcan los problemas emocionales es el de aprender maneras saludables de responder a las emociones abrumadoras sabiendo aceptarlas y controlarlas cuando se presenten.

Bibliografía:

  • Barlow et al. (2019). Protocolo unificado para el tratamiento transdiagnóstico de los trastornos emocionales. Madrid. Alianza editorial.