Llegan las vacaciones, tan necesarias para el equilibrio personal, y muchas personas se encuentran planeando pasarlas en soledad. Como vivimos en un país donde la gente se reúne y socializa continuamente parece que algunas personas ven con desconfianza vacacionar en soledad. Pero aunque tendemos a pensar que viajar solos es un poco triste, no tiene por qué serlo, es una idea estereotipada y caduca, ya que hoy vivir y viajar sin compañía es, en muchas ocasiones, una elección. Evidentemente, no es lo mismo la soledad como deseo a que suceda sin haberla buscado.

Tememos a la soledad. Nos entristece sentirnos solos y todavía más si esto ocurre viviendo en familia o estando entre una muchedumbre. Este temor, este rechazo que tenemos a la soledad, tiene mucho que ver con que frecuentemente la asociamos con conceptos negativos. Pero no es lo mismo sentirse solo que estar solo, ya que estar solo depende de la ausencia de relaciones personales, mientras que sentirse solo depende de cómo vivamos la ausencia de esas relaciones.

Actualmente muchas personas han modificado ese sentimiento negativo que se produce cuando piensan en la soledad entendiéndola de otra manera y se enfrentan a ella, para superarla, del mismo modo que se haría con cualquier otro miedo. Goethe, por ejemplo, se enfrentó a su miedo a las alturas caminando él solo por montañas y a su agorafobia, miedo a espacios públicos, yendo a sitios concurridos.

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Onda Cero: Javier Chamorro con Miguel Ángel Cueto (1 julio 2015). Grabación cortesía de Nacho Arias.

Las ventajas de vacacionar solo

Cuando una persona decide irse sola a pasar sus vacaciones, los primeros días pueden ser un poco desalentadores desde el punto de vista emocional, pero poco a poco se empieza a conectar con uno mismo, con todo lo guardado en su interior, consiguiendo lo que la mayoría de estas personas buscan: madurar emocionalmente. Al principio pueden sentirse raros, más si no se está acostumbrado a ello, y pueden caer en una excesiva auto-observación creyendo que todo el mundo los mira como a un bicho raro. Pero recuerden: a ningún desconocido le importa lo que hagan o dejen de hacer. La inseguridad de los primeros momentos dará paso al fortalecimiento de la confianza en uno mismo y, con ello, al aumento de la autoestima.

Se puede hacer de la soledad una oportunidad: cuando una persona está sola es ella la que decide donde ir y qué hacer. Tiene tiempo para reflexionar, se concentra mejor, está más disponible, puede dedicarse a sus aficiones, puede plantear su futuro… La soledad nos permite reflexionar sin ruidos ni distracciones externas, aumentando nuestro autoconcepto de quiénes somos y lo que queremos hacer en el mundo.