El inicio de un nuevo año es un buen momento para reflexionar sobre nuestro devenir y ponernos objetivos y metas. Podemos plantearnos a qué perder miedo, a quién amar, qué cosas no hemos hecho y nos gustaría realizar… Esto puede generar emociones contrapuestas en función de nuestras experiencias personales durante el pasado año transcurrido. Muchas personas tenemos la sensación de que no conseguimos lo que deseamos por tener escasa fuerza de voluntad.

El autocontrol es el principal rasgo que nos permite anticipar el futuro de una persona. Esta fuerza de voluntad es vital para conseguir metas a largo plazo renunciando a actividades a corto plazo para postergar la recompensa. Algunos estudios demuestran que a mayor autocontrol en la niñez, mejores rendimientos cuando se es adulto y con mayor éxito social, se obtienen mejores calificaciones, se ahorra mejor, se tienen menos hábitos tóxicos, mejores empleos y menos conductas criminales… (Poulton & alt., 2006 y Mischel, 2014). Pero el autocontrol es un músculo débil y tiende a agotarse: consumimos mayor nivel de glucosa autocontrolándonos.

León en la Onda con Javier Chamorro y Miguel Ángel Cueto (9 enero 2019). Audio cortesía de Jorge Martínez.

¿Cómo conviene ponernos retos, objetivos y metas para el nuevo año?

Nuestro optimismo biológico nos lleva a proponernos metas imposibles. Nos fijamos objetivos como dejar de fumar, hacer más ejercicio, ahorrar más, aprender algo… pero para conseguirlos tenemos que luchar contra la adicción, la pereza y el derroche. Es mejor ponerse objetivos y metas realistas valorando los modelos aprendidos. Evitar la tentación, mantener altos niveles de glucosa, qué es lo que nos motiva, ejercitarla en objetivos más fáciles y darse descanso en ocasiones. Escribir nuestros propósitos y ponernos metas a corto, medio y largo plazo son la mejor manera de intentar conseguir los propósitos que nos hacemos al comenzar el año. Y recuerde que el objetivo planteado debe ser específico, medible, alcanzable, realista y planeado en el tiempo y por etapas (Smart).

El hecho de querer hacer cambios en nuestra vida puede generar algunos problemas ya que cambiar no sólo es propio de nosotros sino del entorno y de las personas que nos rodean. ¿Qué quiero cambiar al inicio? Si se modifica un hábito va a ver fuerzas para evitar el cambio (Lewin, 1988). No es bueno hacer un cambio muy rápido si no hacerlo por etapas y con puntos de equilibrio entre el ambiente y la interacción llegando a los objetivos con hábito de rutina diario y mejor con apoyos. Por ejemplo: hacer ejercicio físico (gimnasio) 10´ dos días a la semana (horario preestablecido) con otra persona durante un mes (qué, con quién, cuándo, cómo y dónde).

Bibliografía: