Acabamos de pasar las fiestas de Navidad, periodo que suele ser percibido como un parón en nuestras vidas cotidianas en el que tendemos a olvidarnos de los problemas. En estas fechas la mayoría de las personas solemos hacer un balance del año. Para casi todos es algo así como “borrón y cuenta nueva” e intentamos hacer planes para el nuevo año llenos de buena voluntad.
El comienzo de un nuevo año es un buen momento para reflexionar sobre nuestro devenir, ser conscientes de que estamos vivos y de que nuestras vivencias son nuestras, únicas y especiales. Sería bueno ponerse objetivos y metas a realizar: a qué perder miedo, a quién amar o dejar de amar, cómo, a qué nos vamos a dedicar, qué cosas no hemos hecho y nos gustaría realizar…
León en la Onda con Javier Chamorro y Miguel Ángel Cueto (9 enero 2013). Audio cortesía de Nacho Arias.
Unos buenos objetivos podrían ser
- Buscar la felicidad personal y familiar: sentirnos satisfechos en lo afectivo y en lo emocional.
- Sentirse en paz y a gusto consigo mismo: cultivar la amistad y ver el lado bueno de la vida y de las personas.
- Tener adicciones positivas y satisfactorias: descansar lo suficiente, hacer ejercicio.
- Rutina diaria sin sobresaltos ni imprevistos que no se puedan controlar.
- Y, sobre todo, dados los tiempos de incertidumbre y crisis que vivimos: aceptar las frustraciones de la vida cotidiana y evitar vivir por encima de las posibilidades.
Pero, ¿sabemos adaptarnos bien al paso de los años? El paso del tiempo es una experiencia individual, subjetiva. Una vez oí contestar a una persona mayor cuando le preguntaron cuántos años tenía “Pocos, porque ya gasté muchos”, respuesta contundente, sin duda. Está claro que cuanta más edad tenemos más deprisa percibimos que pasa el tiempo, quizá por la acomodación y falta de novedades en nuestra vida, y que lo que más tememos de envejecer es no valernos por nosotros mismos.
Como el tipo de percepción que una persona tiene de sí misma, de su situación, produce cambios tremendos en su organismo podemos mantenernos con una edad biológica y psíquica más joven procurando:
- Mandar en sí mismo y en la propia vida y no permitir que nadie la malogre.
- Una alimentación frugal y sana, mantener la higiene personal, hacer ejercicio físico y respirar aire puro.
- Adoptar actitudes optimistas y sentir que otros son más felices por su causa.
- Las relaciones sexuales son posibles en la vejez.
- Saber que la juventud no es condición indispensable para ser feliz.
Quizá lo más importante no es quien nos ama sino amar a los que queremos y a las cosas que nos merezcan la pena. Luchar por lo que nos gusta y satisface sin necesidad de esperar que nadie nos lo valore para evitar decepciones.
¿Qué objetivos nos hemos propuesto para el nuevo año? ¿Qué podemos o no podemos cambiar?