Una de las mejores formas de separarse es ver por los ojos de los hijos, si la pareja los tiene, para ayudarles a superar dicha crisis.

En este audio (11´11″) se resume la forma de resolver el conflicto de la ruptura para que los hijos puedan adaptarse mejor a la separación. Sugerimos algunas estrategias que harían más fácil evitarles sufrir.

Onda Cero: Javier Chamorro con Miguel Ángel Cueto (10 junio 2015).

Hemos visto estos días una información que nos hace pensar sobre la situación de la pareja en nuestros días. León sea la segunda provincia de la comunidad en las que más separaciones se han dado en el primer trimestre de este año. Así mismo, solemos mediar desde hace años ayudando a los padres a separarse y, en ocasiones (más de las que desearíamos) tenemos que acudir a juicios para testificar a favor del bienestar de los menores cuando sus padres se separan. Solemos expresar lo positivo de la custodia compartida para evitar que pierdan el afecto y apego de uno de los progenitores a raíz de la separación.

Generalmente, toda separación de la pareja suele doler y ser uno de los elementos que mayor estrés puede generarnos en nuestra existencia. Produce un duelo en vida, se rompe parte del afecto y del apego que mantenía la relación, teniendo que reestructurar la confianza en los demás, muchas veces dependiendo del motivo que provocó la ruptura.

Una vez que se ha decidido terminar la relación, una de las mayores preocupaciones de las parejas al separarse es acerca de las consecuencias que el divorcio podría tener sobre los hijos, si es que la pareja los tiene. Cuando una pareja rompe la relación, los hijos suelen necesitar ayuda, aunque los problemas que pueden presentar ante la separación no se deben a ésta, sino, con independencia de su edad, a la forma en que sus padres resuelven sus diferencias antes, durante y después de la separación.

Existen estudios recientes que señalan que los hijos mantienen su equilibrio emocional y evitación de conductas de riesgo tanto si viven en una familia armónica como si sus padres se separan de forma consensuada y madura. Igualmente, los hijos que viven en una familia con mala relación entre sus padres o estos se separan de forma desajustada tienden a presentar mayores problemas emocionales.

Cómo afrontan los hijos la ruptura de la relación

Los hijos responden a la ruptura de la relación de sus padres de diferentes formas. Se dan en ellos distintas reacciones emocionales, si la pareja se separa de forma conflictiva, con miedo a perder su apego y que suelen estar relacionadas con la edad. Estos últimos deben saber lo que es normal para sus hijos y lo que parece una conducta extraña, aunque se den comportamientos comunes dependiendo de la etapa en la que se encuentren los menores:

  • Si están en preescolar suelen darse pérdidas de conductas adaptativas que ya habían adquirido (pérdida del control de esfínteres, problemas de alimentación, alteraciones del sueño…).
  • Si la separación ocurre cuando se encuentran en la edad escolar se suelen producir miedos y gran sentimiento de tristeza e inseguridad, además de posibles dificultades escolares.
  • Cuando son preadolescentes suelen sentir una fuerte irritación y sentimientos de inconformidad además de dificultad para expresar sus sentimientos. Con frecuencia idealizan al padre no custodio aumentando el conflicto con el padre custodio.
  • Los problemas típicos de la adolescencia pueden exagerarse si los padres se separan de forma beligerante. Los hijos tienen sentimientos ambivalentes de autogestión y dependencia sintiéndose desconcertados ante la ruptura. Se produce la búsqueda de la opinión del grupo.

Informarles de la separación

Los hijos necesitan saber qué va a pasar cuando se produce la separación de sus padres. Sería conveniente explicarles la separación juntos y sólo cuando se haya tomado la decisión de separarse de forma definitiva. Decirles que ellos no son la causa de la ruptura y transmitirles que se les querrá siempre ya que fueron fruto del amor entre sus padres. Sería razonable animarles a formular preguntas y a expresar sus preocupaciones y miedos con respecto al futuro.

Pautas para los padres

Para evitar hacer daño a los hijos es bueno consensuar acuerdos sobre la custodia, régimen de visitas, vacaciones… de los hijos. Hablar bien de la ex-pareja en relación a su cariño y evitar desprestigiarla. Primar un apego incondicional y evitar usarlos para hacer daño a la ex-pareja como venganza durante o después la separación. Seguir manteniendo la relación y la responsabilidad con ellos aunque se tenga una nueva relación, y cuando esta exista, hacerles partícipes dejando claro que no sustituye a su padre o madre. También es conveniente que sigan manteniendo la comunicación con la familia de ambos padres: abuelos, tíos, primos….

Es de vital importancia consensuar las discrepancias educativas y de salud, y cuando haya que comunicar al otro miembro de la pareja alguna información, evitar transmitirla a través de los menores o en presencia de éstos, para evitarles conflictos.

Separarse de forma armónica hará que nuestros hijos acepten la ruptura como un hecho más, que puedan adaptarse mejor a los cambios y que puedan seguir haciendo su vida sabiendo que, a pesar de la separación, les vamos a querer incondicionalmente. Si tuviéramos problemas para asumir la ruptura, sería razonable buscar ayuda de un mediador que nos sugiera la mejor forma de conseguir que nuestros hijos sufran el menor daño posible por ello.

Apoyo en bibliografía: David Cueto (equipo de CEPTECO).

Publicado en (provisionalmente deshabilitado): ileon.com (18 junio 2015)