Es evidente que desde que desde mediados de marzo todos (en mayor o menor medida) esperábamos este momento. Como sociedad occidental, no estamos para nada acostumbrados a tanta restricción de movimientos (situación que en otras zonas del planeta es absoluta rutina). Esta pandemia ha cambiado radicalmente nuestra manera de ver el mundo, ha sido un claro choque de realidad. El mundo de certezas en el que nos movíamos anteriormente ha desaparecido, y todavía no sabemos muy bien a dónde nos va a llevar esta situación. Como ya hemos comentado anteriormente: conviene fiarse más de aquellos expertos que tienden a responder con un «no sé», «es complicado» que de todos aquellos oportunistas que siempre aparecen en épocas de cambio.

Más de Uno León con Javier Chamorro y Miguel Ángel Cueto vía telemática (27 mayo 2020). Audio cortesía de Jorge Martínez.

Miedo al contagio

Aunque un aislamiento afecte de manera muy negativa a nuestra salud mental, no hay que menospreciar todos los agobios asociados a esta desescalada. Hasta situaciones totalmente rutinarias como ir a comprar el pan necesitan de nuevos protocolos y maneras de actuar, y mucha gente está nerviosa por lo que pueda pasar si se contagia. Obviamente, el riesgo existe, pero hay que recordar que el cerebro evolutivamente tiende destacar más los eventos negativos que los positivos.

Las visiones catastróficas casi nunca suceden

En un interesante estudio, se hizo un seguimiento durante un mes a personas diagnosticadas con un trastorno de ansiedad generalizada, preguntándoles sobre sus temores de situaciones horribles que podría sucederles y cuántas de aquellas profecías se cumplían. Lo que vieron es que el 91% de las preocupaciones manifestadas eran simplemente falsas alarmas, y en 1 de cada 4 participantes, ninguna preocupación manifestada ocurrió durante ese rango de tiempo. Es decir, las desgracias ocurren, pero mucho menos de lo que nos tememos. Por ello, es importante buscar fuentes fiables en la hora de buscar información sobre las nuevas normas que irán apareciendo las próximas semanas, evitando lo máximo posible el sensacionalismo y el estado de peligro permanente que le interesa a según qué personas o medios.

Aceptarnos y aceptar a los demás

Desde luego, hay que intentar desculpabilizarnos por sentirnos nerviosos, no pasa nada por sentirnos mal o hacer cosas de manera más torpes debido a la ansiedad. Es importante tener paciencia con nosotros mismos y con las personas de nuestro alrededor. Por ejemplo, aunque a veces tengamos ganas de recriminar conductas a nuestro alrededor que nos molesten, es mejor un enfoque más asertivo, evitando intervenir a menos que la situación suponga un peligro directo para nosotros. Reprochar a un transeúnte que nos crucemos por la calle que no lleva perfectamente colocada la mascarilla por ejemplo, crearía un conflicto innecesario que tiende a dejarnos fatigados físicamente y mentalmente.

Tampoco es razonable ir diciendo a los demás lo que deben hacer. En contra de la creencia popular, la ira no tiene como una barra de energía que va bajando cuando más la descargados; de hecho suele ser al contrario: cuanto más golpes o gritos demos, más aprenderá nuestro cuerpo a que esta es la manera de lidiar con el enfado y cada vez será más difícil vivir sin alterarse demasiado.

Desde luego, practicar de manera continuada meditación, ejercicios de respiración y relajación e intentar tener cerca a personas que nos aporten tranquilidad y sosiego es una buena manera de afrontar situaciones de enfado. Evidentemente, hasta con aquellos que más queremos podemos enfadarnos mucho, pero de nuevo, hay que quitar hierro si a veces nos enfadamos más de lo debido. Pero hacerlo constantemente empeorará nuestra calidad de vida de manera destacada.

Referencias:

  • LaFreniere, L. S., & Newman, M. G. (2019). Exposing worry’s deceit: Percentage of untrue worries in generalized anxiety disorder treatment. Behavior Therapy, 51(3), 413-423.
  • Lee, A. H., & DiGiuseppe, R. (2018). Anger and aggression treatments: a review of meta-analyses. Current opinion in psychology19, 65-74.