Es un tema algo espinoso que para los terapeutas puede ser incluso algo más delicado por la fina línea divisoria que hay entre nuestro profesión y nuestro ámbito personal. Es positivo que haya una mayor concienciación de la población en relación a la importancia de la salud mental pero también se observa cierta banalización de palabras como “depresión”, “ansiedad”, “trauma”. Ir al psicólogo de manera preventiva antes de que tengamos una situación grave suele predictor de mejor recuperación pero hay que distinguir entre tener un día malo por ejemplo o un trastorno verdaderamente incapacitante para la vida como son los trastornos del estado de ánimo, de ansiedad o de estrés post-traumático…

Hemos observado en la evolución en el paradigma social en estos casi 40 años: ir al psicólogo ha pasado casi de ser una especie de estigma a ocultar a pasar a ser la el panacea para todo, en donde la frase “todo el mundo debería ir al psicólogo” cada vez es más escuchada. Evidentemente ayuda, pero no somos magos y en ciertas ocasiones vemos en algunas personas la creencia que podemos arreglar los problemas que haya en su vida, cosa que desgraciadamente, no es cierta.

Más de Uno León con Javier Chamorro y Miguel Ángel Cueto (30 noviembre 2022). Audio cortesía de Jorge Martínez.

Buscar ayuda terapéutica

Existe un artículo realmente interesante y reciente (2017) en donde se habla exactamente de lo que comentas, centrándolo en el que es prevalente en cuanto al sufrimiento que podamos tener por ver a alguien de nuestro entorno metiéndose en un pozo sin fondo, como sería la existencia de un trastorno depresivo. Las estadísticas dicen que solamente una de cada cinco personas con nivel de trastorno depresivo moderado y una de cada tres de tipo grave pidieron ayuda profesional el año pasado. Esto indica la necesidad que existe todavía de generar políticas públicas de concienciación de la población sobre la importancia cuando existan las circunstancias justamente comentadas. 

Por ejemplo, se intentó hacer mensajes del tipo “la depresión es tratable si pides ayuda” o  “tener depresión no es por tu culpa” en un contexto experimental, y lo que se vio fue que en muchas personas con trastorno depresivo que realizaron ese estudio aumentó en vez de disminuir el estigma que tenían de su sintomatología depresiva, para que veamos lo delicado que son este tipo de situaciones. Esto ocurre principalmente porque este tipo de mensajes chocan frontalmente con el sistema de creencias y esquemas mentales inflexibles característicos de personas que sufren trastornos depresivos, con pensamientos dicotómicos, rígidos e impermeables a influencias externas. 

Errores de pensamiento que dificultan la aceptación de la ayuda

En psicología distorsiones cognitivas, es decir, errores de pensamiento y razonamiento asociados a la sintomatología emocional. Algunas características de tipos de pensamiento que tenemos que tener en cuenta antes de lanzar nuestro mensaje serían:

  • Inferencias arbitrarias: llegar a conclusiones que contradicen directamente la información que tenemos a nuestra disposición.
  • Abstracción selectiva: magnificar detalles o experiencias nimias, ignorando información más relevante, para utilizar estos como base de nuestras deducciones.
  • Sobregeneralizar cualquier evento hacia lo negativa.
  • Minimización de la información positiva y magnificación de la negativa.
  • Llevar a lo personal cualquier detalle, aunque este no tenga nada que ver con esta persona.

Otras formas de plantear el apoyo terapéutico

Algunos autores comentan que la información que se de sea como de alguna manera no dirigida ni relevante personalmente para la persona, como por ejemplo hablar en tercera persona, “la depresión/ansiedad es un trastorno muy incapacitante, pero puede ser superada con búsqueda de ayuda”. 

Otra manera recomendable sería animar y facilitar una acción de tipo inmediata, es decir, no sería obligar ni coger de la mano a esa persona para que busque ayuda (se negará a ello); pero sí que habría que estar atentos a cualquier muestra de brillo o de ánimo para hacer cosas, porque ese momento es como una estrella fugaz, y debido a todos los sesgos cognitivos que acabamos de comentar, hay que aprovechar esos momentos de lucidez cognitiva para transmitir el mensaje de ayuda.

La paradoja de recibir terapia antes de ser terapeuta

Como última pincelada, al hilo de lo comentado al principio de la charla sobre el mantra actual de “todo el mundo debería ir al psicólogo”, concretar con algo que es algo totémico en psicoanálisis: uno no puede ser terapeuta sin antes de ir a terapia. Aquí creemos que cada profesional de la salud mental puede tener su opinión respetable, pero intentaré aportar un dato.

Para ser psicólogo clínico en Reino Unido hay que hacer obligatoriamente 40 horas de terapia, y existe evidencia de que este requisito puede acabar generando más mal que bien, habiendo autores que comentan que habría que replantearse esta especie de presión terapéutica, ya que según sus datos acaba generando ansiedad y no siendo la herramienta pedagógica adecuada para formar nuevos terapeutas.

Bibliografía:

  • Kumari, N. (2011). Personal therapy as a mandatory requirement for counselling psychologists in training: A qualitative study of the impact of therapy on trainees’ personal and professional development. Counselling Psychology Quarterly, 24(3), 211-232.
  • Siegel, J. T., Lienemann, B. A., & Rosenberg, B. D. (2017). Resistance, reactance, and misinterpretation: Highlighting the challenge of persuading people with depression to seek help. Social and Personality Psychology Compass, 11(6), e12322.