Los problemas de ingesta de comida (anorexia y bulimia) presentan una alta prevalencia ambulatoria que, en ocasiones, precia un ingreso hospitalario durante semanas o meses. Muchos clínicos han afirmado que las disrupciones y protocolos generados por el COVID en estos centros u hospitales hacen bastante difícil ofrecer tratamientos con la evidencia científica adecuada a estos perfiles de pacientes. La falta de evaluaciones cara a cara, en muchas ocasiones con un seguimiento personalizado y exhaustivo limita mucho el trabajo de los clínicos, sobretodo en los casos más graves (peso muy bajo, conductas autoagresivas….).

Más de Uno León con Javier Chamorro y Miguel Ángel Cueto vía telemática (24 febrero 2021). Audio cortesía de Jorge Martínez.

El aislamiento y los problemas de ingesta de comida

Está comprobado que el aislamiento y la soledad suele ser una característica bastante generalizada en personas diagnosticadas con trastornos de alimentación. Los confinamientos a los que nos vemos abocados empeoran aún más esta dinámica. Los conflictos familiares que también pueden producir los efectos de la pandemia agravarían también los desencadenantes restrictivos o de atracón por ejemplo, debido a reacciones emocionales desadaptativas que aumentarían todavía más los sentimientos de alienación y disociación de estas personas. En un estudio piloto de la Universidad de Barcelona, se constató que en las primeras semanas del confinamiento aumentó casi un 40% la gravedad de los síntomas de las personas encuestadas con trastornos de alimentación y un 50% afirmaron mostrar más síntomas de ansiedad.

Cómo abordar los problemas de ingesta de comida durante la pandemia

En el Reino Unido se hizo justo una encuesta a pacientes y sus familias sobre cómo abordar los problemas de ingesta de comida durante la pandemia. Las áreas a abordar serían las siguientes:

  • Tener estrategias claras en el área de socialización. Por ejemplo, los pacientes con anorexia nerviosa pueden reaccionar de forma negativa a las videollamadas ya que puede hacer que se aumente la auto-observación y evaluación de su cuerpo.
  • Los sentimientos de ayuda comunitaria a otras personas en situación vulnerable ayudarían en gran cantidad en dar un sentido y una tarea en la que concentrarse. Aún así, otras personas en esta encuesta comentaron el delicado equilibrio entre cuidarse uno mismo y cuidarse a los demás.
  • Son básicas las visitas terapéuticas presenciales. Existe un gran temor de pacientes y familias era no poder acudir de manera regular al profesional en un contexto normalizado.
  • Los cuidadores y familiares de personas con problemas en la ingesta de comida comentaron en esta encuesta el aumento de responsabilidades. Muchos de ellos afirmaron además que esto no era necesariamente malo, ya que se sentían más integrados y entendiendo mejor la intervención que está llevando a cabo. Aún así, hubo consenso en solicitar ayuda a la hora de establecer rutinas como elemento muy importante para evitar desencadenantes negativos en la sintomatología de este diagnóstico.

Como vemos, aunque en principio sí que las consecuencias del confinamiento tienden a ser negativas, hay atisbos de esperanza.

Mensajes sanitarios

Parece que los problemas de abastecimiento de diferentes alimentos ya sea por disrupción en la cadena de transporte o esos brotes de locura colectiva de acaparar comida y papel higiénico que hubo empeorarían de manera evidente la sintomatología de anorexia nerviosa.

A los pacientes a los que se recomienda la ingesta de comida calórica, el que no puedan acceder a ciertos productos aumentaría sus sentimientos de culpa. Los mensajes institucionales de promover las dietas y el ejercicio en casa para mantener la forma pueden aumentar la ansiedad y malestar de estas personas y por consiguiente agravar aún más las conductas relacionadas con los trastornos de alimentación. Por ello, como hemos comentado, es clave que los servicios de salud sigan implicados y estudiando todas estas novedades que van apareciendo para dar el mejor tratamiento posible basado en la evidencia empírica.

Referencias:

  • Fernández‐Aranda, F. y otros (2020). COVID‐19 and implications for eating disorders. European Eating Disorders Review28(3), 239.
  • Touyz, S., Lacey, H., & Hay, P. (2020). Eating disorders in the time of COVID-19. Journal of Eating Disorders.