La conducta sexual, como cualquier conducta en el día a día de cualquier ser humano presenta un intricado circuito entre cognición, fisiología, hormonas afianzado durante cientos de miles de años de evolución. La monogamia tiene ciertas ventajas a la hora de conseguir recursos para proveer a la descendencia, aunque como primera contrapartida existiría el hastío o cansancio hacia el otro en el plano puramente físico.
Existe la idea generalizada de que la oxitocina es la hormona responsable de generar apego de larga duración (ya sea hacia nuestra pareja o nuestros hijos), y que la progresiva desaparición de ésta (a partir de los seis meses hasta los dos años) hace que disminuya la pasión y el deseo físico intenso. Hay evidencia científica sobre esto, pero habría que matizar que normalmente los circuitos hormonales funcionan con mucha mayor complejidad que un simple «sube y baja» y que todavía queda mucha investigación por hacer en el ámbito de la sexualidad humana.
Más de Uno León con Javier Chamorro y Miguel Ángel Cueto vía telemática (10 febrero 2021). Audio cortesía de Jorge Martínez.
El deseo sexual
En el ámbito académico existe todavía polémica sobre cual sería la definición exacta de deseo o a partir de qué punto de corte se consideraría problemática su ausencia. Desde luego, es un constructo con un gran valor subjetivo y muchas veces difícil de cuantificar. Evidentemente existe marcadores fisiológicos, pero de nuevo, no siempre es fácil correlacionarlos con la cognición o mundo interior de las personas.
Para los hombres, el punto de corte suele ser de seis meses de deseo disminuido, mientras que en mujeres parece que el tema de la duración no es tan importante sino que se subdividiría el deseo por áreas tipo la actividad sexual, fantasías, respuesta fisiológica ante estimulación manual… El criterio que en terapia solemos considerar más importante para hacer un diagnóstico de problema sexual sería que los síntomas existentes generan un malestar significativo en el día a día de esa persona. Pero siendo redundante, esto vuelve a ser una variable subjetiva, basadas muchas veces en valores y creencias de base muy diferentes para muchas parejas.
Amor sin sexo
Los factores pueden ser muchos y diversos. Traumas, existencia de otros problemas como ansiedad, depresión, fobias y desde luego enfermedades físicas y factores biológicas. Existe una correlación entre el aumento de la edad y la bajada de deseo sexual, con la menopausia en el caso de las mujeres y la bajada progresiva que suele ocurrir con los hombres. Pero hay que tener mucho cuidado en asumir que la apatía sexual es un mal exclusivo de gente más mayor. Por ejemplo, muchos estudios muestran que la población mayor de 65 años suele reportar normalmente los mayores niveles de satisfacción sexual, así debemos tener cuidado en tener ideas preconcebidas que simplifiquen una problemática con muchas más aristas de lo que parece.
Existe un modelo clínico con buena robustez empírica que intenta hacer un abordaje a partir de tres ejes: Individuales (biológicos y psicológicos), de la relación con la pareja y los aprendidos en función de los estilos de apego o creencias recibidas por nuestros progenitores o cuidadores. A partir de aquí, habría que realizar un protocolo terapéutico que tenga en cuenta todas estas variables, en donde normalmente una revisión médica para descartar base orgánica evidente es el primer paso a seguir.
Cambios actuales
Curiosamente, muchas estadísticas muestran como, sobretodo en jóvenes de menos de 24 años, mantienen una menor frecuencia que hace 20 o 30 años. Las causas podrían ser diversas, pero parece que la mayor alternativa de ocio y el gran tiempo que pasamos delante de pantallas (tele, móviles, ordenador, consolas) parece correlacionar con esta bajada de frecuencia sexual. El sexo es omnipresente como gancho publicitario pero para algunas personas la sexualidad acaba convirtiéndose en una conducta compulsiva y autodestructiva (ya sea en el consumo de pornografía o prostitución) que poco tiene que ver con una sexualidad placentera. Además, en el sexo también entran dinámicas de poder o socialización que todavía tienen que ser estudiadas con más profundidad.
Stenberg comentaba que la pareja se asentaba en tres patas de un taburete: intimidad, pasión y compromiso. Si alguna de esas falla es evidente que la pareja se resiente, pero ¿la definición de pasión es igual para todos? Para algunos el sexo es algo esencial y para otras personas no tanto, si ambas personas tienen un sistema de creencias similar en relación a la sexualidad, ¿por qué no puede ser una pareja plena por una baja frecuencia de las mismas? Las ventajas físicas y mentales del sexo son evidentes pero la rutina y la falta de novedades suele hacer del sexo un estímulo menos reforzante, pero como hemos comentado al principio, el cómo se percibe al final es lo más importante (satisfacción o insatisfacción).
Referencias:
- Bockaj, A., Rosen, N. O., & Muise, A. (2019). Sexual motivation in couples coping with female sexual interest/arousal disorder: A comparison with control couples. Journal of sex & marital therapy, 45(8), 796-808.
- Nimbi, F. M., Tripodi, F., Rossi, R., Navarro-Cremades, F., & Simonelli, C. (2020). Male sexual desire: an overview of biological, psychological, sexual, relational, and cultural factors influencing desire. Sexual medicine reviews, 8(1), 59-91.
- Van Anders, S. M., Brotto, L., Farrell, J., & Yule, M. (2009). Associations among physiological and subjective sexual response, sexual desire, and salivary steroid hormones in healthy premenopausal women. The journal of sexual medicine, 6(3), 739-751.