Hace escasas fechas se ha celebrado el día mundial para la prevención del suicidio, tema sobre el que todavía tenemos diversas creencias erróneas:
- La persona que se quiere matar no lo dice: 9 de 10 personas que se suicidan comentaron sus propósitos. La otra dejó entrever sus intenciones.
- La persona que lo dice no lo hace: Toda persona que se suicida expresó con palabras, amenazas, gestos o cambios de conducta lo que ocurriría.
- Las personas que intentan el suicidio no desean morir, sólo alardean: Toda persona con riesgo suicida se encuentra en una situación ambivalente (entre morir y vivir). Han fracasado sus mecanismos de adaptación y no encuentran alternativas.
- La persona que se repone de una crisis suicida no corre peligro alguno de recaer: Casi la mitad de las personas que atravesaron por una crisis suicida y consumaron el suicidio, lo llevaron a cabo durante los tres primeros meses tras la crisis emocional, cuando todos creían que el peligro había pasado.
Hay que saber que el presunto suicida siempre habla de sus intenciones, aunque, por desgracia, habitualmente no se le escucha.
Audio: León en la Onda con Javier Chamorro y Miguel Ángel Cueto (14 septiembre 2016). Cortesía de Jorge Martínez.
Causas que llevan a una persona a tener ideas de suicidio
Desde el punto de vista psicológico y médico, podrían definirse tres causas:
- Trastornos depresivos: motivaciones adaptativas o endógenas (pérdida de la pareja o un familiar por abandono o muerte, desempleo, aislamiento social y no expresar los sentimientos).
- Derivada del uso de drogas o alcoholismo.
- Trastorno mental grave (esquizofrenia) y trastornos de personalidad.
Hay algunos sentimientos que se dan en la mayoría de las personas que tienen pensamientos suicidas y que pueden servir de señales de alerta. A menudo se sienten incapaces de escapar de la tristeza, pensar claramente y tomar decisiones, imaginar un futuro esperanzador y valorarse a sí mismas. Tampoco son capaces de salir de la depresión. La desesperanza es lo que hace que la persona quiera escapar de un sufrimiento inaguantable y no vea otra salida distinta a la muerte.
La persona con pensamientos suicidas debe saber:
- Que no está sola: Lo más importante es abrirse a los demás y comunicar sus pensamientos a alguien en quien confíe, o a algún profesional de la salud.
- Que normalmente estos pensamientos están asociados con problemas que pueden resolverse: Se realiza una decisión eterna para lo que suele ser un problema temporal.
- Las crisis de suicidio suelen ser pasajeras: Recuerde que no es beneficioso actuar de forma impulsiva, con el tiempo el pensamiento del suicidio desaparecerá.
- Los problemas rara vez son tan graves como parecen a primera vista: Las cosas que ahora parecen insuperables con el tiempo, serán seguramente menos graves y más llevaderas.
- Las razones para vivir ayudan a superar momentos difíciles: Piense en las cosas que le han sostenido en los momentos difíciles: familia, aficiones, proyectos de futuro… Valorar el legado.
Consejos para no caer en un proceso depresivo y combatir los pensamientos de suicidio
- Evite hacer cosas que no le salen bien o que encuentre difíciles hasta que se sienta mejor.
- Planifique actividades diarias, escribiéndolas y poniéndolas en un lugar visible. Incluya al menos dos actividades diarias que le gusten.
- Procure relacionarse con otras personas. Si sigue un tratamiento por enfermedad mental ha de hablar con su médico.
- Cuide su salud física, vigile su alimentación y realice alguna actividad deportiva sencilla.
- Intente mantenerse activo y ocupado. Participe en actividades culturales, deportivas, de ocio…
- En caso de autolesionarse o si siente un peligro inminente de hacerlo, diríjase al servicio de urgencias del hospital o del Centro de Salud más próximo o bien puede llamar a personas cercanas o al 112.
- Distánciese de cualquier medio con el que pueda hacerse daño.
- Evite el consumo de alcohol u otras drogas.