Mejorar nuestra vida sexual debería ser un propósito para el Año Nuevo que no todo el mundo tiene en cuenta. En muchas ocasiones nos dejamos absorber por las múltiples obligaciones del día día, el ritmo frenético de trabajo o, directamente, por haber entrado en una monotonía de la que cuesta salir pero que a nadie le fascina.

¿Es posible que dar un giro de la vida sexual se convierta en algo en lo que podamos verdaderamente trabajar? ¿Existe alguna estrategia para que este propósito de Año Nuevo llegue a buen puerto?

Más de Uno León con Javier Chamorro y Miguel Ángel Cueto (25 enero 2023). Audio cortesía de Jorge Martínez.

Salud sexual

Existen numerosos estudios que afirman que sentirnos a gusto con nuestra vida sexual es un predictor realmente importante de nuestro bienestar emocional. Afortunadamente, ya no estamos como en otras épocas en donde el sexo era considerado casi como un enemigo público. Ahora tenemos mucha más libertad para vivir nuestra sexualidad de la manera más placentera posible. Eso no quita que muchísima gente se muestre insatisfecha, ya sea porque no tiene sexo en la frecuencia que quisiera, no consigue el suficiente placer… 

Las demandas por problemas sexuales siguen siendo elevadas en la práctica clínica, los debates sobre qué es sexo u orientación sexual siguen estando de actualidad. Existe un bombardeo constante al que estamos sometidos por casi todos los lados en relación a lo que está bien o está mal en el sexo, muchas veces sin base científica que avale lo que se nos dice; por ello es tan importante preocuparnos por conocer sobre la sexualidad utilizando fuentes fiables y que no tengan conflictos de intereses, por ejemplo. El sexo es algo natural y humano, que no nos digan lo contrario.

Beneficios del sexo

En términos generales existe unanimidad sobre los beneficios del sexo, aunque existen  algunos matices, como la grandísima variabilidad individual en la necesidades de las personas, como la gente que no tiene ningún tipo de deseo a que este sea exacerbado. Es  difícil acotar el concepto de “sexo”, que tiene que ir más allá del acto penetrativo. Mandarse fotos eróticas consensuadas con otra persona y excitarse también es sexo.

Con todo ello, una actividad sexual suele tener un componente físico, que hecho sin exceso, siempre genera consecuencias positivas para nuestro organismo, generamos un vínculo íntimo con otra u otras personas, que como animales sociales suele ser de las conductas que más refuerzo nos da. 

También la diversidad de vivencias en función de ir cumpliendo años e ir descubriendo mejor lo que nos gusta o no nos gusta en el sexo aporta gran riqueza en la vida interior de cualquier persona y en su bienestar personal. Aún así, como todo, si todo gira alrededor del sexo este puede acabar convirtiéndose en una adicción, que como todas las adicciones, son nocivas. 

Variedad sexual

Existen gran variedad de técnicas y protocolos que ayudan a mejorar nuestro placer sexual. Generar nuevas maneras de excitarse mutuamente y aumentar la complicidad y satisfacción global en la pareja es una buena forma de evitar la rutina. 

La idea principal sería no tener miedo a experimentar y a probar cosas nuevas, pero dejando claro, en cierta medida, algunos límites que cada persona tiene derecho a poner y no traspasar. Por ejemplo, el compartir nuevos aprendizajes o experiencias juntos puede renovar el sentido de transcendencia y reconstruir la pura excitación física hacia la otra persona.

Tarde o temprano, la pasión de las primeras fases del conocerse tenderá a disminuir con el tiempo. Esto es algo totalmente normal y biológico, pero no por ello estamos condenados a que si vemos a alguien con cierta asiduidad, nos aburramos de él o de ella. Como pasa, por ejemplo, con las relaciones de amistad, con los años se pueden quemar o fortalecer por las experiencias vividas, forjando una relación fuerte y particular, basada en el principio del amor incondicional. Y lo mismo en las relaciones sexuales, tener la paciencia y la curiosidad de conocer los gustos particulares de la otra persona puede adaptarse a la fogosidad de las fases iniciales.

Deseo sexual

Nuestro deseo se basa en el sistema de recompensa de nuestro cerebro, en donde podríamos decir que, al final, somos más adictos a la expectativa de recompensa que al premio en sí mismo. Lo observamos en el marketing y la publicidad, donde se suele jugar con cuerpos atractivos unidos al producto de lo que se nos quiere vender, envuelto todo ello en un aura de posibilidad, diciéndonos “puedes conseguir este cuerpo si utilizas nuestros productos”. 

La recompensa en sí tenderá a producir saciación o hastío, nos cansamos de todo vaya. Y si no, seguimos buscando ese chute de placer que entraría dentro de los trastornos adictivos, cuya búsqueda del más y más acaba por generarnos problemas de todo tipo.

Los síntomas de esa saciación, en el campo concreto de la sexualidad, sería esa especie de repelús o disgusto en el contacto físico con el otro. Hay estudios que afirman que el no tener ganas ni de abrazar sería el primer indicador de alerta de un problema sexual subyacente. Que la otra persona ya no nos atrae, vaya. Y para que esto ocurra no tiene por qué pasar algo drástico o el descubrir que nos atrae más otra persona, simplemente, por ese proceso de saciación. Recordemos  también, que no es fácil hacer la división entre la atracción física e intelectual, están entrelazadas, con lo que esa falta de querer escuchar o interesarse sobre el mundo interior de una persona que antes nos fascinaba también puede ser una muestra de alerta.

Mejorar nuestra sexualidad 

Desde luego, el mundo de la sexualidad y el placer es lo suficientemente amplio y variado para que no tengamos, entre comillas, “conformarnos” con lo que ya tengamos. El constructo denominado satisfacción sexual también es lo suficientemente borroso y subjetivo para que tengamos curiosidad en conocer nuevas maneras de dar y de recibir placer, buscando información de profesionales o de grupos de personas que se reúnan y divulguen formas alternativas de disfrutar la sexualidad.

Como ya hemos hablado en alguna que otra ocasión, mientras que la experiencia personal sea algo consensuado entre dos adultos, no tendría que haber consideraciones sobre la normatividad de esa experiencia, por muy bizarra que pueda resultar en ocasiones. Nuestro sistema de gustos y placeres es intrincado, y también requiere actitud por nuestra parte investigar partes de nosotros no tan evidentes a simple vista. Tampoco se trata de forzarnos a cosas diferentes solamente por el hecho de serlo, pero un poco de ganas en el camino del autodescubrimiento sí que hay que ponerlas.

Formas de explorar el placer

La atracción física o intelectual que tengamos hacia quien sea produce una enmarañada red de emociones y sensaciones que trabajando en ambas áreas, como la evidencia científica muestra, se pueden producir cambios en cómo percibimos y nos excitamos ante otra persona. El ejemplo más evidente suele ser la búsqueda de nuevas experiencias de aprendizajes compartidos, mejora el sentido de transcendencia con la que persona que queremos; esto es al final lo que tenderá a buscar el ser humano, sentir algo más allá de nuestra mera individualidad.

Además, también está comprobado que el indagar nuevos caminos, aunque todo vaya bien, suele ser un factor protector muy importante ante futuros problemas. Por ello es tan importante ser curioso o curiosa no solamente cuando el mundo a nuestro alrededor se desmorona y estamos obligados a ello. 

Existe hoy en día abundante material bien seleccionado por profesionales de la sexualidad, así como blogs de divulgación científica, como el nuestro, en el que proponemos nuevas ideas y novedades en nuestro campo. 

Y por último, volver a recalcar la importancia del concepto del consenso de las partes, porque no es inusual ver en terapia personas que aceptan situaciones o actos sexuales que no quieren realizar solamente para complacer a su compañero o compañera sexual. Tenemos todo el derecho del mundo a poner límites, aunque se nos machaque con tal o cual práctica sexual sea maravillosa y que de alguna manera somos tontos o nos estamos perdiendo algo maravilloso por no querer probarlo. Estas dinámicas de poder no son tampoco raras de ver en consulta, y a la larga tienden a generar, como mínimo, un fuerte resentimiento que poco ayuda a la satisfacción sexual global de cualquier persona.

Bilbiografía:

  • Diamond, L. M., & Huebner, D. M. (2012). Is good sex good for you? Rethinking sexuality and health. Social and Personality Psychology Compass, 6(1), 54-69.
  • Slatcher, R. B. (2010). When Harry and Sally met Dick and Jane: Creating closeness between couples. Personal Relationships, 17(2), 279-297.