El fallecimiento de uno de los miembros de la pareja conlleva cambios importantes para la persona que enviuda. Si la relación de pareja no era saludable podría suponer una liberación, sin embargo si la relación era buena supone una importante pérdida, especialmente en personas que han vivido muchos años con la persona amada. Genera gran estrés y una importante modificación en el estilo de vida.

A veces se produce lo que podemos llamar el efecto viudedad: una enfermedad grave o la muerte del cónyuge, cuando se trata de personas mayores, puede repercutir negativamente en la salud del otro miembro de la pareja e incluso acelerar su fallecimiento. Esto es lo que concluye un estudio de Elwerts y Christakis (2008), en personas mayores de 65 años. La etapa de mayor riesgo es a corto plazo, a los 30 días de la hospitalización o el fallecimiento del cónyuge y el riesgo se mantiene durante 2 años. Durante ese periodo de tiempo, la hospitalización del enfermo puede someter a su pareja a un riesgo de muerte casi tan elevado como el fallecimiento real del primero.

Una vez pasado favorablemente el proceso de duelo es el momento en que la persona viuda podría intentar establecer una nueva relación de pareja, aunque esto puede provocar sentimientos de culpabilidad por pensar que se está traicionando y olvidando a la persona que ya no está. Sin olvidarnos de la posibilidad de tener que afrontar críticas de los demás.

Más de Uno León con Javier Chamorro y Miguel Ángel Cueto (4 marzo 2020). Audio cortesía de Jorge Martínez.

La importancia de la vida sexual al enviudar

Hay estudios donde los resultados muestran que las mujeres asocian el final de la sexualidad a la viudez en mayor medida que los hombres, esto puede ser debido a que la viudez es un aspecto relacionado con el envejecimiento en pareja y la mayor esperanza de vida de las mujeres hace que haya más viudas que viudos. Algunos autores (Karraker, DeLamater y Schwartz) afirman que, sobre todo para las mujeres, la viudez es un factor significativo en la menor frecuencia erótica.

El sexo dura mientras dura la vida y la sexualidad sigue desempeñando un papel importante durante toda nuestra existencia. De hecho, más del 85% de las personas mayores de 60 años disfrutan de la actividad sexual satisfactoria aunque esto depende de dos factores, la salud física y poder ejercerla en compañía de una pareja.

La actividad sexual en la vejez

Es cierto que la sexualidad se transforma con la edad y que algunos problemas pueden limitar la vida sexual de las personas mayores, la necesidad de más tiempo y estimulación para conseguir una erección y para que la mujer tenga una buena lubricación vaginal, la falta de pareja, la limitación de la autonomía, etc., pero mientras se tenga un buen estado de salud no hay motivo para que el interés y las prácticas sexuales desaparezcan. En la madurez influye la actitud que la persona haya tenido ante el sexo durante toda su vida; viven mal la sexualidad en esta etapa las personas que se han quedado limitadas a un modelo juvenil.

Para poder seguir disfrutando de la sexualidad en esta etapa de la vida:

  • Desterrar los mitos que convierten la sexualidad en esta edad como algo inexistente o censurable.
  • No permitir que los sentimientos de culpa saboteen la posibilidad de tener una nueva relación.
  • Saber que con la edad hay cambios en la respuesta sexual, pero no todos han de considerarse negativos y sin solución.
  • Buscar la ayuda de un profesional si se considera necesario.

Referencias: