Elige a tu pareja con mucho cuidado. De esta decisión dependerá el 90% de toda tu felicidad o tu tristeza.
Pero después de elegir cuidadosamente, el trabajo apenas comienza.
(H. Jackson Brown, escritor americano).

 Vivir en pareja

Algunos estudios, como el realizado por (Mathew et al, 2001), sugieren que las personas que están satisfactoriamente casadas tienen mejor salud física y mental que las solteras, una vida cinco años más larga, ejercen menos conductas de riesgo, poseen mayor autoestima, satisfacción en la vida y menor estrés, además de mayor frecuencia de conductas sexuales. En términos generales muestran una mayor felicidad.

Por ello nos preguntamos, ¿qué características tienen que darse para considerar a una pareja sana? En nuestra consulta hemos podido observar que podemos considerar como tales a aquellas que mantienen una relación en la que predomina el intercambio de conductas gratificantes frente a conductas castigadoras (5-1), poseen suficientes habilidades de comunicación, negociación y de resolución de problemas, tienen unas expectativas realistas sobre la relación y realizan interpretaciones sobre la relación atribuyendo las conductas positivas a factores internos y las negativas a factores externos. Las consecuencias de sus interacciones son menos predecibles.

León en la Onda con Javier Chamorro y Miguel Ángel Cueto (5 junio 2013). Audio cortesía de Nacho Arias.

 Habilidades de comunicación en la pareja

Uno de los mitos de la pareja es que no se comunican, pero en realidad sí lo hacen, y en ocasiones demasiado. Para que una pareja funcione mejor sería conveniente:

  • Superar los modelos aprendidos en la familia de origen.
  • Saber respetar y escuchar al otro, más los hombres, sin dar demasiados consejos.
  • Saber expresar sentimientos positivos y negativos (halagos y quejas).
  • Saber ver por los ojos del otro (empatizar).
  • Saber ser mutuamente gratificante y pedir perdón cuando uno se equivoca.
 La inactividad sexual es peligrosa, produce cuernos. 
(Woody Allen).

 Pareja y deseo sexual

Con los años de convivencia suele darse una pérdida de deseo sexual. Aunque esta es la primera fase en la respuesta sexual en parejas jóvenes, no suele serlo en las que llevan algún tiempo conviviendo. Este proceso es algo lógico en el devenir de la habituación, con los años, de la convivencia en pareja. Es conveniente, según nuestra experiencia, comprender este hecho y esforzarse para superarlo.

En la pérdida de deseo sexual, además de la rutina, influyen otros factores físicos y/o psicológicos como son los problemas en la relación, los problemas emocionales en uno o en ambos miembros de la pareja, enfermedades crónicas u hormonales o el uso de determinados fármacos.

En función de las causas se podría hacer una terapia encaminada a la mejora de la relación de pareja, a ampliar las relaciones sociales y dar pautas de conductas sexuales con la pareja. Modificar el uso medicamentoso podría estar indicado en algunos casos.