Como ya hemos comentado en entradas anteriores sobre Bauman y su idea de su amor líquido o Foucault, sexualidad y situación socioeconómica están íntimamente entrelazadas. El ser humano, como animal social que es, tiene impregnado en su cognición y conducta la época que le ha tocado vivir.  Estudiar esa interacción es clave para tratar los aspectos relacionados con el sexo, dando una perspectiva más global y completa a la hora de aplicar técnicas terapéuticas concretas.

El filósofo surcoreano Byung-Chul Han ofrece un fantástico análisis de sexualidad y liberalismo en su libro La agonía del Eros, donde cita también con asididad las interesantes teorías sobre sexualidad y pareja de la socióloga Eva Illouz. Como los autores citados anteriormente, Han también critica en sus premisas muchos aspectos de la sociedad capitalista en la que vivimos.

Narcisismo

Han incide en que la sociedad actual hay un excesiva focalización del “yo”, donde se nos anima continuamente a consumir y satisfacernos de forma hedonista. Esta excesiva búsqueda del placer basado en nuestras necesidades impide, según Han, disfrutar de una sexualidad completa. Para el narcicista, el mundo se presenta como proyecciones de sí mismo, mientras que el Eros consiste en dirigirse hacia el “otro” en su totalidad. Han entiendo el concepto de Eros como un exceso y una transgresión, y como una renuncia a la conciencia de uno mismo en su totalidad.

Sociedad del rendimiento

En tiempos pasados la premisa social era el “deber” (al Rey, a Dios, a tu amo) mientras que hoy se propugna la palabra “poder”, con la idea de que todo es posible, todo es iniciativa y proyecto. Con ello, la persona acaba siendo el explotador y el explotado al mismo tiempo. Han afirma de manera similar a Bauman de que el sexo se entiende como un apartado más de esta sociedad obsesionada en la productividad, en donde el cuerpo pasa a ser mera mercancía de intercambio y hedonismo propio, usada y tirada cuando nos conviene.

Porno

En el libro también se critica la existencia de la pornografía, que para Han apenas muestran la mera vida expuesta, aniquilando la sexualidad misma. El exceso de oferta y la densidad de información disponible destruyen la imaginación, y con ello, el erotismo. Esta densidad de información promueve la hiperactividad, que lleva a una coacción de la hipervigilancia con el consiguientemente agotamiento mental. Para Han, todo pensamiento y erotismo tiene necesidad de silencio, pero en nuestra sociedad se promueve todo lo contrario: el ruido.

Colaboración: David Cueto Marcos (Psicólogo de CEPTECO).

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