Todos los cambios que están ocurriendo de rutinas vitales afectan a la relación de pareja. Se está observando un aumento de la prevalencia de ansiedad y depresión en la población debido a este tipo de situaciones de incertidumbre en la salud donde tenemos miedo a contagiar o ser contagiados. Dicha situación afecta a la dinámica de una relación de pareja, tanto en el proceso de deseo como en la propia relación al tender a evitar el contacto físico.
La mayoría de las personas cuando se sienten ansiosas o deprimidas pueden sentir menos deseo sexual, no obstante, un pequeño porcentaje aumenta su deseo y podría tratar de aliviar su ansiedad o depresión a través del sexo. Sabemos que el miedo genera tensión, frustración, ansiedad y malestar psicológico, que no son facilitadores de la sexualidad. Si además existe en la pareja una crisis económica, sabemos que también afecta a la reproducción.
Más de Uno León con Javier Chamorro y Miguel Ángel Cueto vía telemática (14 octubre 2020). Audio cortesía de Jorge Martínez.
Estudios empíricos para medir la evolución de las relaciones de pareja en la pandemia
Los alrededor de ocho meses que llevamos con esta situación (antes en China) impiden que se hagan estudios científicos con un mínimo de rigor. En Estados Unidos un par de estudios han afirmado que existe un 30% de parejas que han mostrado un aumento de conflictos en la pareja (Luetke y otros). En otro muestran como pueden aumentar las posibilidades de infidelidad y la dificultad añadida de curar la herida en tiempos de pandemia (Coop & Mitchell). Suelen ser encuestas on-line con una metodología no muy exhaustiva. Lo que sí hemos observado es una repercusión evitativa no solo a la sexualidad, sino a la afectividad y a todo tipo de contacto interpersonal.
Hay una especie de carrera por escribir el primero sobre el COVID sobre casi cualquier ámbito (político, económico, social, etc.) y, por ello, hay que ser cautos con las conclusiones que algunos quieren sacar ahora. Si nos basamos en estudios anteriores de traumas sociales (terremotos) podríamos decir que tiende a haber una disminución de la satisfacción e interacciones sexuales.
La convivencia en armonía
Toda situación estresora pone a prueba una relación íntima y, máxime, si se añaden otros factores como niños, familiares enfermos… Se ha publicado ampliamente cómo no tener una rutina fijada por la pandemia, estar cada momento del día pensando y planeando que paso dar a continuación nos agota cognitivamente haciéndonos más irascibles y con menor tolerancia a la frustración, con lo que es más probable que existan más roces en las parejas.
Se explica bien en el sentido de que somos animales sociales (necesitamos abrazos, besos), de costumbres y rutinas. También suele ser común que muchas parejas, al romperse su rutina semanal (que puede ser no verse en todo el día) se den cuenta de que no están cómodos con la persona que tienen al lado.
Deterioro sexual en la relación
Muchas veces parece difícil discernir entre si la relación ya venía mal de meses antes y la pandemia lo ha empeorado, o si lo que está ocurriendo es el desencadenante de la crisis. Lo más importante sería intentar dar un enfoque lo más racional posible, solicitando ayuda terapéutica o consultando a personas de confianza (amigos, familiares) que puedan dar otra perspectiva. Cada caso es diferente, pero como pauta común: pedir ayuda y no caer en la mentalidad «yo lo controlo» es positivo en la mayoría de los casos.
En ocasiones, necesitamos cierta distancia para sentir un mayor deseo sexual. En el caso de las parejas más jóvenes creemos que al tener menor conciencia del riesgo y una sexualidad más deseante son los primeros en retomar las conductas sexuales.
La huella de la pandemia en la sexualidad y la pareja
Es pronto para decir si la pandemia dejará cambios permanentes en la sexualidad y en la pareja. Muchos expertos teorizan sobre cómo afecta al desarrollo sexual de adolescentes y jóvenes adultos, dinámicas de conocer gente nueva, parejas que se tienen que reinventar en el área sexual para descubrir nuevas formas de quererse y comunicarse…
En principio, el contacto físico entre humanos es fundamental, pero si ya antes se estaba dando una crisis de soledad en la mayoría de países occidentales, evidentemente lo que está ocurriendo no ayuda a resolverla. Aunque también parece que la perspectiva de una mortalidad propia que muchas personas hasta entonces no habían sentido (en especial jóvenes), puede generar algún sentimiento de urgencia por hacer o sentir algo que genere un autodescubrimiento positivo a largo plazo. Los acontecimientos darán o quitarán la razón a todas las teorizaciones que hay actualmente.
Referencias:
- Coop Gordon, K., & Mitchell, E. A. (2020). Infidelity in the Time of COVID‐ Familyprocess.
- Luetke, M., Hensel, D., Herbenick, D., & Rosenberg, M. (2020). Romantic Relationship Conflict Due to the COVID-19 Pandemic and Changes in Intimate and Sexual Behaviors in a Nationally Representative Sample of American Adults. Journal of Sex & Marital Therapy, 1-16.