Todos los procesos de adaptación son complicados y necesitan un tiempo. Nuestro cerebro busca generar rutinas y hábitos que le hagan predecible lo que va a suceder. Los cambios generan ansiedad y después de un periodo de inactividad nos cuesta poder adaptarnos de nuevo a las rutinas.

El valor del esfuerzo al cambio

La pandemia ha modificado nuestros hábitos cotidianos y ha generado respuestas que han modificado nuestras conductas, especialmente entre los jóvenes y los mayores. Para algunas de estas personas han supuesto un enorme esfuerzo los procesos de cambio. Ahora, mucho más que nunca, tenemos la necesidad de dotar a la sanidad pública de profesionales de la salud mental (psicólogos y psiquiatras) que ayuden a la población a mejorar su capacidad de adaptación.

Es de agradecer el trabajo realizado por la dirección de los centros, los claustros educativos y la responsabilidad de los progenitores el enorme esfuerzo de adaptarse a la pandemia y lograr mantener las clases presenciales. Igualmente, la labor de los padres ha de seguir buscando combinar el uso de redes sociales y las relaciones presenciales entre sus hijos e hijas con amigos y amigas para evitar el aislamiento social y el uso excesivo de las videoconsolas y de las Apps.

Más de Uno León con Javier Chamorro y Miguel Ángel Cueto vía telemática (15 septiembre 2021). Audio cortesía de Javier Chamorro.

Adaptarse necesita tiempo

Mantener un horario sistemático, dedicar un tiempo a una tarea, establecer rutinas y dejar al margen la situación de aislamiento social que hemos vivido son buenas formas de adaptarse a la normalidad.

Además, animar a nuevas formas de enseñanza y aprendizaje con nuevos modelos e innovación, a favorecer la meritocracia en nuestros jóvenes en función de sus diferentes talentos podría ser también una buena forma de aprovechar lo aprendido en esta crisis.