Nocicias 987 TV y el consumo de pornografía
Master y Johnson comentaban que la mitad de las parejas tienen un problema sexual en algún momento de la relación. La edad, por los problemas físicos derivados, también suelen empeorarla. Los problemas sexuales más importantes y que requieren nuestra mayor atención son, en la mujer, la falta de deseo, el vaginismo, la dispareunia -dolor en coito- y la falta de orgasmo. En el hombre, la DE, la Eyaculación Precoz (EP) y cada vez más, la falta de deseo. Si a eso le añadimos los problemas en la relación de pareja tenemos un amplio abanico de intervención. Todos estos problemas suelen tener muy buen pronóstico y existen combinación de tratamientos psicológicos y médicos muy eficaces.
Para abordar los problemas sexuales, en primer lugar, habría que descartar problemas orgánicos que suelen abordarse médicamente. Sabemos que los 4 jinetes del Apocalipsis de los problemas sexuales son la diabetes, la obesidad, la hipertensión arterial y la dislipemia. Uno o la combinación de varios de estos factores fisiológicos haría más probable tener un problema sexual tanto en el hombre como en la mujer.
Por otro lado, habría que evaluar problemas de pareja que influyan en la relación y el estilo de vida de la persona que lo sufre (uso de drogas -tabaquismo, alcoholismo-, fármacos, sedentarismo…) que suelen también empeorar la salud sexual. Recordemos que todo problema sexual puede tener una causa orgánica pero siempre influye psicológicamente en quien lo padece y a la pareja.
Pensamos que existe una mayor eficacia en los tratamientos cuando existe una combinación médico-psicológica realizada por el sexólogo.
Mantener un estilo de vida sano en la alimentación evitando el sobrepeso y la obesidad, comiendo moderadamente, evitar el abuso del alcohol, dejar el tabaco, hacer ejercicio al menos 3 veces por semana durante 45’.
Evitar el uso de fármacos ansiolíticos y antidepresivos que influyen en la respuesta sexual. Además de los antihipertensivos, hormonales y neurolépticos que interfieren en ella. Es conveniente consultar al médico en estos casos.
Por último, intentar tener una vida sexual satisfactoria con una pareja con la que uno se sienta a gusto.
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En general, los especialistas coinciden en esa carencia de educación sexual tanto en las aulas como en casa, y creen necesario el apoyo institucional para revertir esta situación y comenzar a concienciar a niños, adolescentes y jóvenes para que lleguen a la etapa adulta con una buena base centralizada en la comunicación y el respeto que les permita tanto disfrutar de las relaciones sexuales como encontrar una forma saludable de relacionarse sexualmente con otros hombres y mujeres.
Las estadísticas hablan de una rango de prevalencia que va desde un 20 al 45% e incluso del 40 al 60%. Pero en esta horquilla se encuentra el problema fundamental en el estudio y tratamiento de la infidelidad, el poco consenso conceptual que presenta. Porque aunque se intenten hacer acuerdos metodológicos sobre qué es o no es infidelidad todavía no es algo que se haya conseguido.