Ya comentamos en un programa anterior que, como especie, las divagaciones nos han ayudado a sobrevivir dado que nos generan un estado de alerta y sobrevivir ante el peligro. Este estado de alarma nos hace ser infelices tanto por lo que nos pueda pasar a nosotros como a nuestros seres queridos.

Las divagaciones pasan a ser obsesiones cuando son muy frecuentes, intensas o duraderas, cuando no podemos quitarnos de la cabeza aunque sean absurdas o inapropiadas. El término obsesión se refiere a la presencia recurrente de pensamientos unidos a emociones negativas que generan diferentes niveles de ansiedad y angustia en la persona. La mente se centra en algo o en alguien y terminan por dominar todos los pensamientos que pasan por ella. Cuando más luchamos por quitarlos, más se enquistan en nuestra mente.

Los pensamientos recurrentes empeoran cuando les siguen las compulsiones, que son respuestas ritualista (conductas compulsivas) que hace que la ansiedad que produce la obsesión se mitigue provisionalmente. Por ejemplo, lavarnos las manos después de haber tocado algo que consideramos contaminado, comprobar repetidamente si hemos cerrado la puerta de casa o del coche, encender una vela cuando alguien viaja… son elementos que tienen su base en supersticiones.

León en la Onda con Javier Chamorro y Miguel Ángel Cueto (31 mayo 2017). Cortesía de audio de Jorge Martínez.

Factores que predisponen a sufrir un Trastorno Obsesivo Compulsivo (TOC)

La exposición continuada al estrés, el perfeccionismo extremo, una educación muy rígida, exigirse a uno mismo una gran responsabilidad, una formación religiosa estricta… son algunos de los factores que predisponen a una persona a sufrir un TOC. Son elementos precipitantes cuando la persona presenta una baja autoestima, una escasa tolerancia a la frustración y cuando no puede controlar el mundo que le rodea.

La raíz del TOC es el miedo que se intenta mitigar a base de una preocupación extrema para que no ocurra lo que se teme o hacer algo de forma repetida para que dicho peligro desaparezca, aunque sea momentáneamente. El nacimiento de un hijo, la muerte de un familiar o un hecho estresante pueden agravar los síntomas. Por lo general, el TOC evoluciona hacia formas muy complejas y profundas de incomodidad y angustia si no es tratado a tiempo.

Posibles soluciones para evitar amargarnos la vida y dejar de obsesionarnos

Las obsesiones son el problema, la llave hacia el sufrimiento. Podemos intentar superarlas evitando el aislamiento social y la huida ante situaciones temidas, enseñar y entrenar a la mente a aprender a estar plenamente presentes en el aquí y ahora (mindfunles) y evitar las conductas compulsivas o comprobatorias de las ideaciones dramáticas que nos vengan a la mente. Cuanto más separados se hagan o no se lleven a cabo, mejor.