Envejecer es una experiencia que sería bueno llevarla con ecuanimidad y lógico devenir. En ocasiones, nos produce temor porque al ser algo incontrolable, algo que pasa y no podemos detener. Vivir es constante cambio: físico, de trabajo, de pareja, de residencia, de amigos… Es importante entenderlo, afrontarlo como algo natural y estar preparados para ello para evitar convertirlo en algo traumático. La visión de la vejez, igual que la de la muerte, nos recuerda cuál será nuestra suerte y ante esta perspectiva no es de extrañar que temamos envejecer ya que lo único que conocemos con seguridad es el presente.

El paso del tiempo

El modo de percibir el paso del tiempo es una experiencia individual subjetiva. A mayor edad o a mayor diversión más veloz es el paso del tiempo. Quizá por la adaptación y falta de novedades en nuestra vida.

Es algo en lo que no solemos pensar en nuestra rutina habitual, aunque sí en momentos concretos como cumpleaños, aniversarios, fin de año, fallecimiento de un amigo… y al hacerlo podemos sentirnos desbordados porque, al contrario que en las culturas orientales, en la cultura occidental valoramos más la juventud que la senectud. Si se opta por temer el aumento de edad y el envejecimiento uno se sentirá atrapado y, de un modo u otro, será infeliz.

Audio: Onda Cero. León en la onda (30 abril 2014)

León en la Onda con Javier Chamorro y Miguel Ángel Cueto (30 abril 2014). Audio cortesía de Nacho Arias.

La sociedad y el envejecimiento

Los cánones de belleza que nos marcan la sociedad y/o los medios de comunicación nos hacen dependientes de nuestra juventud para tener éxito en la vida. Pero la felicidad es una percepción personal y la juventud no es condición indispensable para ser feliz ya que los momentos felices no entienden de edades. No debemos enfrascarnos en la eterna búsqueda de la felicidad, pero tampoco podemos descartar ser felices.

Llegada la vejez, ¿cómo afrontarla?

Lo que uno siente depende en gran parte de lo que uno hace ya que las emociones van ligadas a las conductas. Se puede no hacer nada o hacerlo todo, pero el abandono de no hacer nada implica síntomas depresivos. Conviene modificar la forma de hacer las cosas que nos molestan o hacer otras nuevas que nos agraden.

Debemos tomarnos la vida con otra perspectiva: ¿por qué no viajar?, ¿por qué no estudiar? Es el momento de disfrutar del tiempo libre. No debemos ponernos límites ni creer que no se pueden hacer ciertas actividades, debemos seguir teniendo intereses que nos motiven. En cuanto al miedo a la muerte evitemos pensar en ella ya que no sabemos ni cuándo, ni cómo, ni lo que habrá después. Para mantenerse con una edad biológica y psíquica más joven:

  • Cuidado del cuerpo y la salud: alimentación frugal y sana, descansar lo suficiente, higiene personal, ejercicio físico, aire puro por la naturaleza…
  • Tener trabajo y aficiones gratificantes.
  • Cultivar la amistad y a la familia, satisfacción en lo afectivo y sexual.
  • Autoevaluación positiva y visión optimista de la vida y de las personas.
  • Tener lo necesario y no vivir por debajo de nuestras posibilidades.

La sexualidad

En esta etapa de la vida la sexualidad está muy condicionada por mitos muy asumidos por la sociedad, pero sigue desempeñando un papel importante ya que el sexo dura mientras dura la vida. Sabemos que más del 85% de las personas mayores de 60 años disfrutan de la actividad sexual satisfactoria. Dicha actividad sexual depende de dos factores: la salud física y poder ejercerla en compañía de una pareja. Si ambas nos respetan podríamos tener una vida sexual gratificante durante toda nuestra existencia.