En una anterior entrada del blog hablamos sobre los orígenes de la sexualidad en nuestra sociedad occidental, basada en los tres volúmenes de Michel Foucault, denominados Historia de la sexualidad. A pesar de su carácter incompleto, el autor plantea una evolución histórica de la vivencia del sexo en nuestra sociedad occidental, centrándose, sobre todo, en las culturas griega y romana, germen de nuestra civilización.

Religión y matrimonio

Entre las muchas diferencias en el culto de los griegos con nuestra doctrina cristiana (politeísmo-monoteísmo, por ejemplo), hay una que Foucault resalta especialmente. En nuestra tradición católica estamos acostumbrados a una casta sacerdotal que marca los límites de lo moral y lo amoral, y en donde es necesario confesar al sacerdote todas nuestras faltas para nuestra absolución divina. En la antigua Grecia también existían diversas clases sacerdotales pero, según el autor, estaban mucho menos obsesionadas en controlar y juzgar las acciones diarias de los ciudadanos griegos. Más bien, en Grecia el ideal predominante sería la virtud, algo más abstracto y filosófico que el dualismo extremo de la Iglesia católica.

En cuanto al matrimonio, como ya dijimos en la anterior entrada, fue pasando progresivamente del ámbito privado en la cultura griega a una formalización más pública con los romanos. Es decir, ya era un juez quien dictaminada la unión de los cónyuges, con unas condiciones que ya no eran un pacto privado entre dos familias, sino que el Estado ya interviene en ese acuerdo. Con ello, se produce un mayor control en la vida amorosa y matrimonial, en el que el Estado o cualquier otra institución que lo adopte, se inmiscuye en la relación de la esposa y el marido, pudiendo influir en ella más fácilmente.

Monarquía del sexo

Foucault también habla de la vivencia de la sexualidad en la sociedad de hoy en día, reiterando que el sexo hoy en día cobra una importancia desmesurada y que, como individuos, estamos demasiado obsesionados con él. Utiliza el término de monarquía para referirse al reinado del escrutinio constante sobre todos los aspectos de la sexualidad (placer, novedades, disfunciones…), y afirma que en ninguna época histórica la sexualidad ha sido tan influyente en nuestro día a día y en la toma de decisiones.

Conclusión

A pesar del carácter incompleto de su obra, y de que muchas de sus afirmaciones son refutables, creemos que se trata de una investigación realmente interesante y que nos da una mayor perspectiva a la hora de trabajar actualmente con la sexualidad. Queda patente que la experiencia de la sexualidad no es para nada estática y que depende también del momento social o histórico en el que se viva. Esto sumado al carácter inherente del sexo en nuestra especie, es lo que hace el estudio de la sexualidad sea tan apasionante.

Colaboración: David Cueto Marcos (Psicólogo de CEPTECO).

Artículo completo (provisionalmente deshabilitado): ileon.com