Datos publicados recientemente sobre la corrupción en España indican que en el año 2015, de media, han sido detenidas casi 7 personas al día por este motivo. Cuando hablamos de valores lo hacemos de normas de conducta y actitudes que son coherentes con aquello que consideramos correcto y que conforman nuestra manera de ser y de sentir. Éstos nos ayudan a crecer y hacen posible el desarrollo armonioso de todas las capacidades del ser humano. Afectan a la conducta, configuran y modelan las ideas, así como los sentimientos y nuestros actos. La adquisición de buenos valores depende de sentirse querido, seguro, desarrollar relaciones estables con los padres y tener confianza en uno mismo.

La familia es el núcleo donde se inicia la construcción de los valores más importantes, por ello el ejemplo que den los padres es esencial. La coherencia entre lo que se quiere trasmitir y la forma en que se actúa es fundamental ya que la familia educa más por lo que hace que por lo que dice. Un estilo autoritario, como modelo de educación familiar, afectará sobre todo a la autoestima, mientras que el permisivo no proporcionará límites claros. En cambio un estilo de educación inductivo o democrático permitirá un buen desarrollo emocional y cognitivo de los hijos. El factor de apego es esencial para educar de forma equilibrada.

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Audio: Entrevista Onda Cero con Javier Chamorro y Miguel Ángel Cueto (24 febrero 2016). Cortesía Nacho Arias.

Lo que dice la ciencia al respecto de los valores de honradez

Un estudio de la Universidad de Berkeley estudió la relación entre el estatus socioeconómico de una persona y su bondad, amabilidad y empatía. Sentaron a dos personas a jugar al Monopoly, el legendario juego de propiedades. Uno de los jugadores no tenía ninguna posibilidad de ganar ya que los investigadores cambiaron las reglas a favor del otro. Al ganador se le daban dos turnos por cada uno del perdedor, recaudaba dos veces más dinero por las mismas jugadas y eventualmente se hacía mucho más rico. Al principio, el ganador se sentía incómodo con la desigualdad, pero conforme ganaba se le va pasando el malestar y empieza a burlarse del perdedor, a calcular fríamente cada jugada y a actuar despiadadamente frente al perdedor. Conclusión añadidas a otros estudios: A mayor dinero menor ética, amabilidad, menor empatía y compasión, y mayor probabilidad de hacer trampas y con mayor codicia. Con mayor probabilidad de saltarse las normas de circulación y de ser tiranos en el trabajo.

Otro estudio de la Universidad de la Laguna  afirma que la inmensa mayoría de estos casos de corrupción (88%) están relacionados con las grandes fortunas, las tramas urbanísticas y las propiedades del suelo. Tanto es así que los propios investigadores afirman en las conclusiones de artículo que “cuando se convierten en grandes propietarios, empiezan a tener el mismo comportamiento que los antiguos caciques”.

Tipos de valores

  • Familiares: lo que la familia considera que está bien o mal. Tiene que ver con los valores personales de los padres, abuelos…
  • Personales: los que cada uno considera imprescindibles y sobre los cuales construye su vida y sus relaciones con los demás.
  • Socioculturales: los que dominan en la sociedad en el momento que nos toca vivir. Van cambiando a lo largo de la historia y pueden coincidir o no con los valores familiares.
  • Otros: espirituales, materiales, éticos o morales.

Se refuerza la adquisición de buenos valores manifestando:

  • Coherencia: que no existan contradicciones entre sus palabras y sus hechos.
  • Consistencia: regularidad en lo que nos proponemos.
  • Firmeza (no autoritarismo): establecer normas y límites estables y claros.
  • Autocontrol emocional: saber manejar la ansiedad, el enfado… la manera de reaccionar en situaciones adversas o difíciles.
  • Expresividad emocional: las emociones muestran lo que es importante para las personas. Ayudar a los hijos a reconocer y gestionar sus emociones.
  • Empatía: es la base de la conducta social.