A propósito del estreno en los cines de la película La chica danesa, que narra la vida de la primera transexual del mundo de la que se conoce que se sometiera a un cambio físico de sexo, hoy hemos decidido tratar el tema de la transexualidad.

La persona transexual siente que su sexo psicológico no coincide con el sexo y caracteres sexuales con los que ha nacido, hecho que le crea un permanente conflicto de identidad sexual realizando, inicialmente, conductas que son ajenas a su psiquismo en razón a su apariencia física. Cuando son capaces de actuar en función de su sexo psicológico son denostadas socialmente por comportarse de forma distinta a los roles sociales. Les es difícil adaptarse, además de por su disonancia corporal, por la discriminación que padecen.

Las personas transexuales son uno de los colectivos más excluidos socialmente, como ponen de manifiesto los informes elaborados por la Comisión Europea, siendo objeto de una importante discriminación en el ámbito laboral, social y educativo. En todas las comunidades autónomas existen asociaciones que se dedican expresamente a combatir la transfobia.

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Audio: Onda Cero León con Javier Chamorro y Miguel Ángel Cueto (13 enero 2016). Cortesía Nacho Arias.

Procesos físicos y psicológicos que experimentan las personas transexuales

Por una parte está el sexo biológico (aspecto y desarrollo físico: las gónadas, los genitales, la forma del cuerpo, los caracteres sexuales secundarios). Por otro lado el sexo psicológico: imagen que nos hacemos de nosotros mismos como hombre o como mujer. Se construye a través del proceso de autosexuación y es primordial para la construcción de la identidad sexual de cualquier persona. El sexo social (género) que determina cómo nos mostramos en nuestra vida diaria al resto de la sociedad dependiendo de si somos hombres o mujeres. El conflicto comienza cuando una persona en su proceso de autosexuación se ha etiquetado, por ejemplo, como hombre y los demás lo ven como mujer porque su apariencia física así lo indica. El gran conflicto suele venir en la adolescencia debido a los cambios hormonales y físicos que experimenta el cuerpo en esa fase del desarrollo.

Cuando la persona se siente atrapada en un cuerpo con el que no se identifica

Muchas personas transexuales desde pequeñas ya tienen un fuerte convencimiento de pertenencia al sexo biológico contrario, aunque la sociedad y la familia les digan que no les corresponde. El deseo de adecuar su aspecto biológico y su imagen social al sexo con el que se identifican se puede hacer a través del proceso transexualizador que empieza con una atención psicológica para que la persona comprenda mejor lo que le está pasando y que puede ir acompañado con un cambio en la forma de vestir que se adecue más a como se siente.

El siguiente paso, si la persona lo desea, sería comenzar un proceso hormonal para cambiar sus caracteres secundarios (vello, voz…) para finalmente un proceso quirúrgico, si es necesario, que suele requerir varias intervenciones, incluyendo a veces, la de los genitales. Todo el proceso tiene que estar siempre supervisado por especialistas: psicólogos y médicos.

Para los padres es difícil enfrentarse a esto, pero deben pensar que para sus hijos es aún más difícil. El apoyo familiar es muy importante, sobre todo en la infancia y la adolescencia y tan importante como el apoyo familiar es el de las amistades y compañeros. Los padres deben informarse con profesionales adecuados, aconsejar y acompañar a sus hijos en todo el proceso.

Nuestra lucha por sus derechos se vio, inicialmente alcanzada, al participar en el informe y reuniones con senadores y diputados para que pudieran cambiar su nombre en el registro civil. Pero todavía quedan muchos pasos para integrar a estas buenas personas a las que en muchas ocasiones les hemos visto sufrir por el desprecio social con el que se les trata.